La falta de memoria puede transformar cualquier suceso en un hecho sin precedentes, problemas antiguos que se han solucionado creativamente, son enfrentados como si nunca hubiera existido circunstancias similares y se pierde energía en esfuerzos que no debieran ser necesarios si se conociera de los antecedentes, sucede de ese modo con la participación ciudadana en el cuidado de espacios comunes, plazas y áreas verdes.
El mejor ejemplo, para no buscar historias más antiguas se remonta al año 2014, una fecha cuando se constituye una Mesa Ciudadana luego de que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) realizara mantenciones en el Cerro Caracol, sin estudios previos, plan integral de manejo, ni procesos de participación pública. Cuando los ciudadanos llevaran el caso a la prensa, el Seremi convocó a una mesa ciudadana para involucrarlos en las decisiones relativas al cuidado del Parque Cerro.
El movimiento Cerro Caracol Ciudadano no se formó para antagonizar con el MINVU sino para colaborar en el logro de una gestión de calidad para el nuevo Parque y transformar así a la ciudad de Concepción en un referente nacional en cuanto a la gestión de parques y áreas silvestres urbanas.
Como un muchos movimientos, hay a veces situaciones aparentemente menores que tocan el umbral de la tolerancia, en este caso, los vecinos habían notado varias deficiencias de las canaletas en construcción, y en general había disgusto por un diseño realizado sin consulta, pero el problema que les movilizó fue que varios insectos y principalmente anfibios, ranitas de distintas especies, caían en estas canaletas y por el diseño y material de éstas, no lograban salir y morían quemadas por el calor del cemento al sol. En pocas semanas los vecinos hallaron cientos de ellas y esto se transformó en el motor de una acción colectiva.
En esa instancia se actuó como debería actuarse, de cara a las comunidades, con muchas líneas de acción: Programas de Actividad Comunitaria; Educación Ambiental; Programa de Seguridad; Programa de Gestión Participativa. Tras sucesivas reuniones se logra consenso en la creación de un Plan Maestro del Parque Cerro Caracol, con el cual se logró solucionar los problemas de los anfibios, la gota que había llenado el vaso.
Actualmente, se está en las discusiones técnicas en el diseño de planos reguladores, con directrices que no siempre obedecen a las necesidades y demandas de los ciudadanos, pueden ser incluso técnicamente adecuadas, pero las soluciones dependen de otros factores no siempre detectados, a menos que explícitamente se les consulte.
En una situación de demanda de viviendas, es esperable el surgimiento de conflictos entre empresas constructoras con grupos ambientalistas y otros colectivos que ven con preocupación que la solución habitacional puede significar la creación de otros problemas de igual o mayor magnitud, sobre todo teniendo en cuenta la sensibilidad ciudad en este tipo de situaciones, dinámicas que han puesto de relieve el fin de la decisión autoritaria y arbitraria, colectivamente todos los que habitan la urbe tienen que hacerse responsables de la ciudad presente y sobre todo por la del futuro.
Concepción tiene espacios para mejorar, no es solo cuestión de invadir nuevas superficies, sino utilizar como es debido las existentes, una nueva ciudad en el mismo espacio, el legado para las generaciones por venir