Editorial

El nudo gordiano de la evaluación de impacto ambiental

Por: Editorial Diario Concepción 30 de Junio 2018
Fotografía: Archivo | Contexto.

Como resultado de un deseable avance en la concepción del hombre como parte integrante en el equilibrio de un sistema planetario amplísimo, del concepto de medio ambiente, han surgido nuevos y deseables paradigmas, que con variaciones de amplitud e impacto, describen la responsabilidad del ser humano en el cuidado de la naturaleza de la cual forma indivisible parte.

La otra cara de esta nueva concepción de responsabilidades, es que muchas intervenciones humanas que se hacían desaprensivamente tienen  ahora que probar que no tienen efectos perjudiciales en su entorno, hay en este punto una declaración que hacer, puede haber efectos negativos por ignorancia de las consecuencias, una suerte  de amoralidad, dañar sin saber y producir daños a pleno conocimiento, la  inmoralidad de proceder a sabiendas.

Sería por otra parte ingenuo proponer que nada puede hacerse si hay efectos, porque siempre tendrá que haberlos, pero con el conocimiento expandido sobre el particular, se puede  y debe optar por intervenir con el mínimo de consecuencias y ver los modos de amortiguar las malas y potenciar las benéficas, lo cual es una de las  misiones de la evaluación de impacto ambiental de las iniciativas.

Sin embargo, a pesar de dar a las normas el debido cumplimiento, surgen problemas de enorme magnitud, que han puesto en peligro o terminado por detener, propuestas de mucha trascendencia para el desarrollo del país, debido a eso, aumenta el consenso que el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) no es suficiente para resolver las inquietudes de una comunidad al momento de presentarse un proyecto de inversión, por las limitaciones de sus procesos, que no contemplan a cabalidad problemas sociales, donde la participación no parece tener incidencia real y las asimetrías de información, así como la sospecha de parcialidad del Estado hacia la inversión, afectan las confianzas de las personas involucradas en la iniciativa.

Los expertos concluyen que resulta urgente regular el sistema de diálogo entre los proyectos, las comunidades y sus territorios, abandonando el paradigma de que la única participación posible se debe dar al interior de la evaluación ambiental, una conclusión que toca muy de cerca la realidad de iniciativas regionales, muchas veces postergadas porque en los procesos de planificación no se ha puesto la debida atención a estos aspectos, considerados, erróneamente, de menor importancia, o de más baja prioridad, así, el actual modelo de participación en materia ambiental termina afectando la credibilidad del propio SEIA.

Una  propuesta del centro de estudios  Espacio Público es la generación de un sistema de diálogo que diferencie conversaciones ambientales y sociales, tempranas y de largo plazo, de tal modo que estas sean un incentivo para buscar acuerdos y que tengan, en   caso de discrepancias, mecanismos de solución de controversias, de tal manera que se pueda lograr  entendimientos justos para todos, que no solo posibiliten la inversión en términos oportunos, sino que además promuevan las confianzas y la sostenibilidad en el largo plazo, para las comunidades y sus territorios.

La conclusión primera en este análisis es que la evaluación de impacto ambiental es del todo insuficiente para dar una mirada comprehensiva  a las situaciones, la cual es un requisito indispensable para lograr avances armónicos de los proyectos de desarrollo.

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