Editorial

Permanencia de adultos mayores en el mercado laboral

Por: Editorial Diario Concepción 23 de Junio 2018
Fotografía: Archivo | Diario Concepción.

No importa cuántas veces se reitere, pero hay dinámicas que deben mostrar mayor intensidad que lo meramente discursivo, como las necesarias para enfrentar como política de Estado la situación de los adultos mayores, un colectivo que no cesa de enviar señales preocupantes. Chile envejece, las estimaciones señalan que para el año 2035, el grupo de menos de 14 años representará el 16,9% del total de población, mientras que los mayores de 65 años serán el 18,8%. Una situación inversa a la que se apreciaba por ejemplo en 2005, cuando los niños eran el 24,8% y los mayores de 65 años el 8,1%.

Se ha descrito con abundancia de datos las proporciones crecente de chilenos de mayor edad. En una muestra reciente del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, se revela que la población del Gran Santiago ha experimentado un envejecimiento constante desde 2008, ya que el promedio de edad de la población se ha incrementado en tres años, pasando de 34 a 37 años.

El significado de esa cifra es muy importante a la hora de estudiar su impacto en el mercado laboral, en este contexto, el documento muestra que el promedio de edad de las personas ocupadas, o sea, de quienes tienen un trabajo, pasó de 40 a 43 años, mientras que los desocupados, es decir, personas desempleadas buscando trabajo, pasaron de tener  una media de  34 años a 37 años.

Más específicamente, el estudio muestra que en 2008, 6 de cada 100 personas que podían haber estado jubiladas continuaba trabajando, en la actualidad esa proporción ha sido alterada notoriamente, de tal manera que  hoy 12 personas de cada 100 jubilables continúa en sus labores. En otros términos, se evidencia que en los últimos 10 años, se han duplicado las personas mayores que deciden seguir postergando su edad laboral, alcanzando el 12%. El envejecimiento del mercado laboral, en el Gran Santiago, también se puede observar en aquellas personas mayores que, teniendo la edad para jubilar, 60 años en las mujeres y 65 años en el caso de los hombres, no lo hacen y deciden postergar su edad de retiro.

Como dato adicional, se informa que,  en diez años, la proporción de adultos mayores sobre los ocupados pasó de 9 individuos que tenían 60 años o más por cada 100 personas, a 15 adultos mayores por cada 100 ocupados.

En este contexto, el análisis concluye que el envejecimiento de quienes forman parte del mercado laboral no solo responde al envejecimiento generalizado de la población, sino también al sistema previsional que no está fijando los incentivos adecuados para que los adultos mayores pasen a la inactividad laboral, interpretación esta última altamente discutible, ya que no se trata solamente de falta de incentivos, sino que el nivel promedio de las pensiones no es suficiente para las necesidades de una gran mayoría de quienes se acogen a retiro.

Los datos resultan también ambiguos, ya que no consideran  la diversidad de condiciones en las que se encuentran las personas a la edad del retiro, o sus competencias para continuar  ejerciendo sus s labores o para reinsertarse en otro segmento del mundo del trabajo.

Las cifras resultantes de los estudios recientes,  la clara descripción de las condiciones del adulto mayor chileno, con sus particulares necesidades y características, deben ser seguidas de programas concretos para hacerse cargo de una población que no puede ser objeto de postergación o negligencia.

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