Argumentos políticos ante cultivo y consumo de marihuana
17 de Junio 2018 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
Imperdonablemente, hay un número considerable de parlamentarios que han preferido utilizar criterios de la democracia, las mayorías y la voz de la calle en vez de la evidencia de la ciencia, justamente en una instancia donde es la evidencia de la ciencia el principal y unívoco criterio para tomar decisiones, no solo la evidencia de los laboratorios, sino aquella añadida de la experiencia directa clínica, hace falta una explicación transparente de porqué se ha decidido desoírlas.
Dos altos directivos de sociedades médicas, el presidente de la Sociedad Chilena de Pediatría Dr. Humberto Soriano, y la Dra. Verónica Burón, Presidente de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia, plantean el interrogante de por qué la marihuana se intenta aprobar como medicamento a través de un proyecto de ley, en vez de someterse al mismo procedimiento técnico de aprobación como todo el resto de los medicamentos en nuestro país. Argumentando con inescapable solidez que si los promotores de la marihuana tuvieran argumentos científicos sólidos, no debería temer solicitar la aprobación del Instituto de Salud Pública (ISP), en vez de presionar en el Congreso por formas irregulares de aprobación de fármacos.
No han llegado a los medios respuestas de los parlamentos interpelados, que han proseguido con el debate, en búsqueda de acuerdos, impermeables a otra consideración que no sean sus particulares ideológicas, no ha habido igualmente una respuesta satisfactoria, desde el mundo político a la segunda interpelación, la cual se refiere a la singularidad de este proyecto legal, ya que la marihuana, si fuera medicinal, es la única semilla para esos efectos que se pretende legalizar en cultivos domiciliarios, con el agravante que esa droga tiene efectos adictivos, se duda, más que razonablemente, ante el interés por asegurar el crecimiento del pujante mercado de semillas de marihuana en nuestro país. La declaración de los profesionales aludidos es concluyente; ningún fármaco estupefaciente o psicotrópico debería producirse a libre disposición en los domicilios particulares, pues todos tienen efectos adversos potencialmente graves-.
Por su parte, la encuesta Attitude Towards Drug Policies in Latin America, realizada en conjunto por la Universidad Andrés Bello y la Universidad de Londres y publicada en el Journal of Drug Policy, constató que Chile se ubica con el más alto reconocimiento de consumo (40%) y con la mayor aceptación hacia el uso medicinal -7,9 puntos en una escala del 1 al 10-. Perú y Bolivia, se mostraron mucho más conservadores, 14% y 6%, respectivamente.
Preocupantemente, la idea de la inocuidad de esta droga sigue ganado espacios, la idea más generalizada que se tiene del cannabis es que es absolutamente natural, en consecuencia, la noción que se tiene de los posibles efectos secundarios es mínima. El Observatorio de Políticas de Drogas y Seguridad Humana demostró que Chile tiene la cifra más baja respecto a la percepción del riesgo del consumo de marihuana dentro de los países latinoamericanos.
Se puede sumar preocupaciones, como lo atractivo de un mercado con este perfil, los recursos que se movilizan, la posibilidad de corrupción de instituciones y la cercana asociación con la delincuencia, es muy difícil comprender porque este delicado asunto permanece en silencio mientras la legislación progresa.