Las duras cifras de la inseguridad ciudadana
19 de Mayo 2018 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
La actuación discutible de un ministro en el financiamiento de un viaje puede perfectamente resultar en ríos de tinta en los medios y una profusa cobertura periodística y editorial, de ruidos semejantes está poblado el acontecer cotidiano, ocultando no pocas veces problemas estructurales y situaciones de indudable impacto en la calidad de vida de todos los chilenos, como el cuadro inquietante de la delincuencia y la seguridad pública.
La reciente Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana 2017, da cuenta que la victimización llega al 28%, su punto más alto en los últimos cuatro años, una cifra histórica que indica que 236 mil 316 hogares más fueron víctimas de al menos un delito en comparación con el año 2013, es decir, un aumento de un millón 19 mil 895 delitos de mayor connotación social.
Aunque la percepción de inseguridad disminuye en 4,2 puntos porcentuales, la cifra sigue siendo alta, pues cuatro de cada cinco personas entrevistadas creen que la delincuencia en el país ha aumentado. La declaración desde el oficialismo era esperable, al asignar la responsabilidad de estas cifras al gobierno saliente y al mismo tiempo expresar que servirán como línea de base para apreciar los avances, en este particular aspecto, del Gobierno en ejercicio.
Durante el 2017, los hogares del país fueron victimizados principalmente por hurto, robo con violencia o intimidación, robo con fuerza en la vivienda y lesiones. En relación a los hogares que declaran poseer vehículos particulares, 14,2% han sido víctimas de robo de accesorios de o desde el vehículo y un 1,4% de robo del vehículo, a lo cual se añade la preocupante tendencia al robo con violencia o intimidación, ya que ha aumentado en un 37,2% en comparación al 2013. Para el ciudadano común la expresión portonazo, tuvo que ser agregada al inventario de sus temores.
Si hay un factor que la ciudadanía aprecia como potente para corregir este estado de cosas es el accionar preventivo y de vigilancia de las fuerzas del orden, pero además la actuación decidida y eficiente de los carabineros ante delito flagrante, en contraste con la actitud pasiva que se observa en ante marchas y manifestaciones, con vándalos actuando impunemente.
La reorientación de los servicios policiales, como se ha observado en determinados barrios de Valparaíso ha resultado en una disminución cercana al 30% de los robos, con las medidas de mayor presencia policial en las calles, puntos fijos permanentes y aumento de detenciones. Un resultado que podría ser replicable, siempre y cuando se rompa el paradigma de los falsos prejuicios, confundir la fuerza legal de la democracia con la represión arbitraria.
Efectivamente, el plan desplegado por carabineros en cuatro meses de este año, hizo que las denuncias por robo con violencia disminuyeran, junto con los robos por intimidación, mientras los detenidos por diversos delitos aumentaron en un 17%.
Las autoridades actuales ya han podido observar la diferencia entre la promesa y el resultado, es posible que la experiencia con anteriores intentos fallidos, permita comprender la complejidad de problema y al mismo tiempo aplicar medidas probadamente exitosas. Es de esperar que las nuevas políticas devuelvan al ciudadano común la fe en la protección del Estado a su persona y sus bienes, la posibilidad de caminar por su barrio sin temor, una confianza altamente necesaria.