El tema ha vuelto a quedar en los escritorios, posiblemente siendo parte de costosos estudios de asesores para el trabajo parlamentario, o como producto de investigaciones en el seno de la academia; la no participación o el escaso compromiso de los jóvenes con la cosa pública, específicamente su elevado índice de ausencia en las elecciones, que suele ser el foco de las preocupaciones, aunque no sea precisamente ese aspecto lo más significativo de este fenómeno.
En la base de esta falta de compromiso republicano, está la falta de cultura para la civilidad, la falta de comprensión del papel de cada ciudadano en el crecimiento de su propio país, de la insuficiente pertenencia al proyecto colectivo de hacer una mejor nación para todos.
En ese contexto, es interesante analizar los resultados del Segundo ciclo del Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana (ICCS), una organización que investiga las maneras como jóvenes se preparan para la ciudadanía, siendo el único estudio internacional comparativo que se dedica a investigar este área del aprendizaje, evaluando dos aspectos; el conocimiento cívico de los estudiantes y sus actitudes y compromiso.
El contexto de este estudio es conocido; el incremento de la globalización y los consecuentes cambios en los conceptos de ciudadanía y nación, por una parte y los fracasos de movilizar votantes jóvenes en muchos países, más una falta de conocimiento cívico. En este aspecto, Chile y Colombia se encuentran en el grupo de países 35 puntos bajo el promedio, con 482, por encima de México, 467: Perú, 432; Rep. Dominicana, 381. En comparación con los primeros de la escala: Dinamarca, Taipéi, China, Suecia, Finlandia, Noruega, entre 586 y 564 puntos.
Uno de los factores relevantes para explicar los mejores puntajes de los jóvenes es su interacción con adultos, de esa manera, el interés de los padres o apoderados y entre alumnos, fueron predictores importantes de mejor desempeño. La ICCS concluye que el papel de los profesores es clave, “Cumplen un rol fundamental en la formación de los futuros ciudadanos debido a que esta educación considera tanto los conocimientos como los valores y actitudes cívicas y ciudadanas”
En este último ámbito, se indica que el 90% de los docentes chilenos se sienten preparados para enseñar sobre derechos y responsabilidades de los ciudadanos, o sobre igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, pero un porcentaje menor, 60%, declara sentirse bien preparado para enseñar sobre la Constitución y los sistemas políticos, o sobre emigración e inmigración, por ejemplo, ya que les ha faltado formación para problemas emergentes, como inclusión, no discriminación, de convivencia, equidad y cumplir con el desarrollo en las dimensiones sociales, éticas y morales que exige la Ley General de Educación.
Por otra parte, no basta con saber, la evidencia indica que los valores morales básicos de la democracia requieren de capacidades y actitudes que no se enseñan sólo en la escuela y demandan del ejercicio de la interacción social, toma de responsabilidades y discusión entre pares acerca de temas controvertidos, con exclusión de la violencia. En términos de los expertos, se trata de considerar la diversidad como motor de pensamiento para la construcción de la vida en común, un desafío que se debe asumir transversalmente en todo el país.