Se celebra todos años el Día del Libro, para los lectores es una de las celebraciones de menor sentido, ya que para un número apreciable de personas, todos los días es el día del libro, pero, por otra parte, ese objeto creado por el hombre para contar lo que le pasa por la cabeza, está en permanente estado de amenaza. Una es el cambio de soporte, sacar las letras del papel y ponerlas en las pantallas, otra, es que los potenciales lectores han encontrado otras cosa que hacer.
Desde hace bastantes años, se anuncia la muerte del libro o, por lo menos, se trata de describir su estado de agonía frente a medios más ágiles, más económicos, más accesibles, bibliotecas enteras almacenadas en un aparato que cabe en la palma de la mano. Con esos antecedentes, es fácil concluir que el libro como lo conocemos no tiene otra alternativa de que dejar de estar, que las editoriales debieran buscar mejor destino. Sin embargo, las cifras indican otra cosa.
El año pasado, la editora Penguin Random House compró a otra, relativamente menor, Ediciones B, en US$ 42 millones, para de esa manera liderar el mercado hispano junto a editorial Planeta, una situación que desató un amplísimo debate, ya que una organización de ese tamaño y poder puede diseñar un nuevo escenario para los autores y para la industria asociada. Un asunto de sumo interesante, porque bajo esa firma quedan incluidas otras marcas familiares como Bruguera, Vergara, B de Bolsillo, entre numerosas otras.
Las editoriales como la aludida mantienen un catálogo interminable, incluyendo series con los Premios Nobel de Literatura como Mario Vargas Llosa, García Márquez, J. M. Coetzee, Günter Grass, José Saramago, Ernest Hemingway, Alice Munro, en una larga e impresionante lista, con sedes en México, Colombia, Uruguay, Argentina y Chile, con amplias redes de distribución.
En el mercado chileno hay pocos estudios e información sobre facturación anual comparado, por ejemplo, con España y Argentina. Aunque es posible saber de su impacto al conocer que existe una cifra estimada de US$ 150 millones al año, que incluye venta por librerías, supermercados y online, y que frente a los dos grandes grupos -PRH y Planeta- en Chile hay casi 100 editores medianos y pequeños. Según el informe anual del Isbn, asociado a la inscripción de títulos, realizado por la Cámara del Libro, el 2016 se registraron 7.234 títulos en el país. El grupo que lideró la producción fue PRH con 314 títulos. Mientras Planeta lo hizo con 142 títulos.
En el mundo de los libros de nuestro país hay señales evidentes de enorme vitalidad, escritores nuevos, jóvenes y talentosos, se abren nuevas rutas para la literatura y mediante esta energía se devela nuestra historia reciente y se trata de interpretar lo que sucede en la polimorfa sociedad de hoy, en un Chile que está experimentando un profundo proceso de mutación.
Faltan lectores, demasiados están privados de un universo entero de realidades que esperan mostrarse, silenciosas entre las tapas de los libros, esperando que lleguen a mirarlas. Es ese el mensaje en el día del libro, cambiar la educación para que leer sea un instrumento de vida. La lectura de un libro se hace parte del lector, es éste el que lo procesa e incorpora a su visión del mundo, no importa que sea solo un par de líneas. No es razonable esperar que los libros vayan a desaparecer, están como siempre, demasiado vivos.