La falta de urbanidad en el uso de las vías públicas
17 de Abril 2018 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
Es ciertamente una realidad que cruza horizontalmente a todas las ciudades chilenas, con las obvias diferencias de magnitud por las circunstancias de cada cual, pero es un hecho que no hay lugar suficiente para circular en la vía pública. Día tras día, las personas que se movilizan por diversos medios, experimentan la frustración de no poder moverse con la velocidad que proyectaban, aun conservadoramente, ya que el menor incidente en cualquier parte de los espacios públicos de circulación resulta en colapsos, a veces de larga resolución.
Al paso de esta dificultad sale un proyecto de ley que espera ser aprobado en diciembre por el Congreso nacional, el cual pretende regular la convivencia vial, modificando importantes aspectos de las relaciones existentes hasta hoy entre automovilistas, motociclistas, ciclistas y peatones, a título de ejemplo, la nueva normativa obligaría a los conductores de bicicletas a utilizar las ciclovías o, de no existir, a bajar a la calle y compartir la vía junto a vehículos motorizados, siempre por la derecha.
Por su parte, los automovilistas deberán ceder 1,5 metros de la calle al adelantar a ciclistas. En el mismo sentido, si un auto quiere doblar a la derecha deberá dar prioridad a las bicicletas, en las calles con pista exclusiva para buses, los ciclistas deberán transitar por la pista izquierda. El proyecto considera, además, la habilitación de zonas de adelantamiento, que consistirán en demarcaciones previas a la zona de detención ante un semáforo, similar a un paso peatonal, para que motos y bicicletas salgan con primera opción luego de la luz verde del semáforo.
La ley en cuestión tiene un título adecuadamente apelativo; Ley de Convivencia de Modos y según el director de la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones del Gobierno, tiene el propósito de regular la forma en que todos los modos de transporte conviven día a día en las calles, veredas y caminos de las ciudades chilenas, en busca de optimizar la seguridad y disminuir las cifras de accidentes viales.
Se espera que esta ley sea promulgada por el Ejecutivo, aunque tendrá una vigencia diferida de seis meses, es decir, regirá sólo seis meses después de ser publicada en el Diario Oficial, en el mejor de los casos a fines del presente año.
Como advertencia usual, por la experiencia propia de cada ciudadano chileno, la ley será útil solo si se aplica y se supervisa su cumplimento, de modo tal que no ingrese a la larga lista de leyes que yacen en los archivos esperando ser redescubiertas ante una nueva crisis.
Por otra parte, no hay ley suficientemente poderosa como para cambiar la conducta de los usuarios de las vías públicas, si no se crece en cultura y respeto a los demás, si no hay conciencia de los derechos de los otros. En un escenario actual, donde todos los actores suelen abusar, el automovilista, de la velocidad y tamaño de su vehículo, la locomoción pública, por su volumen y la eventual agresividad de los conductores, por ciclistas abusivos en sus derechos preferenciales, en su condición de vehículo menor, y la displicencia o desafío de no pocos peatones, por no mencionar el simple descuido de su propia seguridad.
El tema de educar para el uso del espacio de todos, está pendiente, en la sobremesa de los hogares, tanto como en las aulas, es parte de la olvidada práctica de la urbanidad, es decir l el modo correcto de comportarse en la ciudad.