Asimetrías dañosas en el presupuesto educacional
31 de Marzo 2018 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
Como se ha declarado desde muy temprano, el intento de hacer una reforma de la educación en plazos acotados, sin reparar en argumentos de resguardo o crítica, saltando obstáculos y dejando tareas para después, era el escenario perfecto para largas, frecuentes y no siempre atemperadas discusiones. El campo quedó libre para volver sobre el tema, aun con las mejores intenciones, desde muchos flancos, algunos de compleja resolución y de suyo, opinables.
Uno de los frentes es la observación que el presupuesto asignado a la educación escolar cayó 32% durante los últimos cuatro años, en circunstancias que los expertos, y a veces el sentido común, indican que tal vez debió haberse priorizado este nivel y no hacer toda una masiva inversión en nivel terciario, ese elemento, más la reflexión que perfectamente puede pensarse como ex post, que el proceso debió ser más pausado para no generar desbalances, como el que se aprecia.
Inicialmente, tras la implementación de la Ley de Inclusión, en 2015, hubo un incremento significativo en el presupuesto de la División de Educación General (DEG), la unidad del Ministerio de Educación (Mineduc) a cargo del nivel escolar, del orden de los $66 mil millones, la mayor alza en los últimos años. Sin embargo, esta oportunidad para el mejor desarrollo de los programas de mejoramiento educativo administrados por esta división se fue disipando con el tiempo, así, los dineros asignados a esta unidad disminuyeron en 32%, tras la aprobación del presupuesto el año anterior, según informó el Mineduc.
Según el nuevo jefe de la DEG, la explicación de esta merma está en las prioridades otorgadas por la anterior administración al nivel terciario y a su financiamiento, a través de la implementación de la reforma, que sigue siendo revisada por el Tribunal Constitucional. En términos de esa jefatura “esta unidad ha deteriorado su influencia desde el punto de vista de lo que pasa en los colegios y liceos, porque el foco estuvo en otro lugar”, argumentando que, de esa manera, un tercio de los 24 programas y áreas de la división vieron afectado su funcionamiento, especialmente en materia de cobertura.
Según las nuevas autoridades, uno de los sectores que se han visto perjudicados es la inserción escolar, el jefe de la DEG declara que en Chile “hay 45 mil niños que desertan y la capacidad que tenemos para abordar a esos escolares es de 9 mil”. En otro ámbito anota otras falencias, como ocurre en el área de educación especial, allí el ministerio solo ha estado entregando textos en braille a niños ciegos, “pero en la educación especial hay otras patologías y no entregamos libros, porque no están los recursos para hacerlo”.
Es evidente que hay un espacio para corregir, los actores acusan una disociación entre el trabajo del Mineduc y el aprendizaje obtenido en los colegios, según éstos, para conseguir buenos resultados y que el esfuerzo de los profesionales de la cartera educativa dé frutos, es necesario conocer la realidad de cerca, terminar con la burocracia que afecta a los establecimientos, consultar a los directores de las escuelas y liceos “dónde les aprieta el zapato”.
Por último, no se trata de derribar todo lo que se ha logrado, sino dar una mirada a la base formativa de los niños, mejorar sustantivamente la educación desde el nivel parvulario en adelante, redescubrir que es conveniente empezar por principio.