La demografía de Chile está en progresivo e intenso proceso de cambio, sin analizar sus causas, uno de los aspectos más notorios es su envejecimiento; menos niños, más personas de la tercera y cuarta edad, determinando consecuencias sociales, económicas y culturales de amplia ramificación, que han venido cambiando la estructura de la sociedad, por un extremo, la atención que demanda la infancia y, por otro, las circunstancias que viven personas en el otro lado de la pirámide de población, una realidad que desafía hasta las naciones más desarrolladas.
Para la gran mayoría de las personas, sobre todo si las condiciones de salud general están dentro de los parámetros aceptables, el ocio no es una opción, en particular aquellas que han estado productivamente ocupadas por tres o más decenios, la edad del retiro les sorprende la más de las veces con muchas de sus competencias, y, dependiendo de la labor que desempeñen, en condiciones cercanas a lo óptimo.
No es de extrañar, considerando lo anterior, que los adultos mayores de 60 años estén asumiendo un papel progresivamente más activo y relevante en el mercado laboral. Según los datos del INE, la existencia de este cada vez más numeroso colectivo, con las características ya descritas, demanda la creación de puestos de trabajo en el país, que además de complementar pensiones insuficientes, mejoran la calidad de vida y la autoestima de las personas mayores.
Así ha ocurrido al observar el comportamiento del trimestre móvil octubre-diciembre de 2015, que en comparación con el mismo lapso del año anterior mostraba la creación de 75.221 nuevas plazas para este segmento, mientras que en el resto de las edades se generaron 47,4 mil trabajos. Es decir, el 61% del total de los nuevos puestos en esos 12 meses (122,6 mil) correspondió a seniors, según un análisis hecho por Fundación Avanza Chile, sobre la base de datos del INE, más sucintamente, seis de cada diez empleos creados en 2015 fueron para adultos mayores de 60 años.
Es muy interesante observar que las nuevas plazas creadas no son solo para los tramos inferiores del segmento, sino que son utilizadas por todo el grupo, de esa manera, de las 75 mil nuevas plazas creadas en este segmento, el 48% corresponde al tramo de entre 60 y 64 años, el 17%, a los que están entre 65 y 69 años y el 35% restante para los de 70 años y más. Asimismo, los hombres representan el 61,5% del total, en tanto las mujeres el 38,5% de esos nuevos empleos.
Las empresas medianas y pequeñas buscan, por lo general, personas para que se desempeñen en cargos profesionales y administrativos, incorporando la experiencia de personas que se han desempeñado exitosamente en compañías de mayor tamaño. En cambio, las grandes empresas suelen emplear adultos que trabajen en servicio al cliente, ventas y atención de público, ya que consideran muy valiosos los atributos de los trabajadores senior, como mayor compromiso, responsabilidad, puntualidad y capacidad de diálogo.
Hay aquí un desafío planteado, si los empresarios están dispuestos, debe haber por parte del Estado los debidos apoyos, para generar nueva oportunidades que deben resultar en un clásico círculo virtuoso, en el que se ven beneficiados tanto los trabajadores mayores como los empleadores, que al aprovechar el potencial de los primeros, conforman una iniciativa que claramente favorece a ambas partes.