Editorial

Coordinación global es clave para evitar tacos en el Gran Concepción

Por: Editorial Diario Concepción 24 de Febrero 2018
Fotografía: Archivo

Cuando se acerca a paso rápido el mes de marzo y el comienzo del año escolar, la autoridad ya prepara planes de contingencia para afrontar lo que en ocasiones suele ser un ”traumático” retorno a clases, al menos desde el punto de vista vial.

Y pese a que se supone que en la temporada estival hay mucho menos tráfico, febrero no ha estado exento de tacos, aunque la mayoría han sido provocados por los arreglos y proyectos viales que se efectúan en esta época, justamente para aprovechar el menor flujo. La gran pregunta es qué tan preparados estamos para afrontar el crecimiento explosivo del parque automotriz, los trabajos en la ruta y el crecimiento de los proyectos inmobiliarios sin considerar el impacto vial. ¿Qué se puede hacer con estas variables?

Los expertos en transporte y urbanismo coinciden en que muchos aspectos se pueden mejorar con una adecuada coordinación. Para ello, aseguran, no basta la gestión individual de cada municipio, sino una mirada de conjunto, y de preferencia, una figura que se haga cargo de la coordinación global.

En este sentido, más que proyectos y medidas de contingencia a corto plazo, lo que hace falta en grandes ciudades como Concepción, es una entidad que coordine al resto de las unidades que intervienen en materia de transporte público.

En efecto, en general los problemas de congestión son producto de la descoordinación en las entidades de transporte. No existe una instancia o una institucionalidad metropolitana que pueda coordinar a todas las municipalidades, a Obras Públicas, Carabineros y la Seremi de Transportes.

Para ello sería necesario que exista una entidad que coordine las acciones de los municipios y de las seremías, cruzando toda la información disponible, de forma que las medidas tomadas en una comuna, no alteren el tránsito normal en otra.

En otras palabras, lo que se debe aplicar es una inteligencia centralizada que evite las grandes congestiones a las que, lamentablemente, ya nos hemos acostumbrado en el Gran Concepción.

En este camino, para algunos urbanistas e ingenieros en tránsito, debe existir una figura de un “alcalde mayor”. Otros, sin embargo, opinan que más que un “pequeño Dios” que maneje los aspectos funcionales y espaciales de las áreas metropolitanas, esta responsabilidad puede quedar en mano de mancomunidades o Establecimientos Públicos de Cooperación Intercomunal, un sistema que ha funcionado con éxito en Francia.

Sea cual sea el camino que se elija, lo importante es que se reflexione en cómo se pueden asociar territorios administrativos con problemáticas urbanas y socioculturales en común, que van más allá de lo espacial.

Y es que los problemas urbanos avanzan de manera mucho más rápida que las soluciones que la institucionalidad vigente pueda dar, y por ello se necesitan instrumentos legales que permitan una gestión rápida de los problemas, junto a una institucionalidad central que aspire a la coordinación. El corazón del problema es debatir sobre cómo se gobiernan las áreas metropolitanas.

A la espera de que se modifique la institucionalidad vigente apuntando a una mejor coordinación, los distintos municipios del área pencopolitana se encuentran liderando proyectos locales que los ayuden a superar de mejor forma los problemas viales que los aquejan.

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