Posiblemente debido a la continuidad de una tendencia, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advirtió que entre el 2015-2030, en Chile habrá unas 204 mil muertes por enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad.
Las cifras son duras pero realistas. El estudio “El costo de la doble carga de la malnutrición” indica que los fallecidos por causas asociadas a este factor, en la actualidad son del orden de los 12.081 al año.Si no hay cambios, se prevé un aumento de 13% al fin de la próxima década.
De acuerdo a la investigación de la Cepal, que estudia el impacto social que genera esto en países como Chile, Ecuador y México, unos 2,9 millones de casos de enfermedades al año están vinculados con la condición de sobrepeso y obesidad, una condición que empieza a manifestarse tempranamente. En efecto, según el estudio del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta) “Chile: primer lugar en obesidad infantil en América Latina y sus consecuencias físicas, psicológicas y en la salud de la sociedad”, se ubica a nuestro país en el 6° lugar mundial en obesidad infantil y en el primer puesto en América Latina, con la advertencia que en Chile el 70% de los niños va a ser obeso en el corto plazo.
Para los especialistas, enfrentar esta situación solo desde el punto de vista educativo y nutricional no es suficiente. Ello porque no se trata solo de alimentación inadecuada o falta de a actividad física, sino que además de lo relacionado netamente a la alimentación, para muchos niños hay de por medio una forma de gratificación emocional y para varios padres una manera de premiar a sus hijos por determinados comportamientos. En ese sentido, la obesidad es más un estado que un síntoma. Una forma de adaptación que se mantiene en la medida que compense problemas emocionales, como el temor, la frustración o la angustia, más el aprendizaje de un modelo, de esa manera el riesgo de ser adultos obesos en los niños se duplica si es obeso uno de los padres.
Los últimos datos no hacen otra cosa que confirmar las peores sospechas, que los programas e iniciativas desarrollados hasta aquí no están teniendo el impacto esperado, efectivamente, el Mapa Nutricional 2016, mostró un alza preocupante en los niveles de sobrepeso y obesidad en los alumnos de pre-kínder, kínder, primero básico y primero medio, según esta información, el 26,4% de los alumnos de entre cinco y siete años tienen sobrepeso y un 23,9% son obesos. Es decir, más del 50% de los alumnos de entre cinco y siete años tienen problemas este aspecto de su desarrollo, como ocurre con los alumnos de primero medio que aumentaron, este año, a un 45% de sobrepeso.
Suele olvidarse que para cambiar de conducta se requiere primeramente de motivos. Por ello, si el problema no es percibido como tal, es poco probable que existan medidas o plantes para cambiar este presente. Una encuesta realizada por el Ministerio de Salud en 2010, mostró que en esa época el 67% de los chilenos tenía exceso de peso, con un 27,4% son obesos, sin embargo, solo el 12,1% lo reconocía, siendo este el paso indispensable y primero.
Tomar conciencia, con educación temprana, es el primer paso. Sin esto, es pérdida de tiempo, esfuerzo y recursos.