Hace una semana que se inauguró la Feria de Arte Popular ubicada en el Parque Bicentenario de Concepción, en su versión 54, cifra en sí misma digna de señalar. Descrita como la mayor feria artesanal de Chile, fue instalada inicialmente a partir de 1964, como parte inseparable de la época de verano, en el Parque Ecuador, transformándose en un tradicional espacio de encuentro cultural.
Se reitera de esta manera, cada año, la manifiesta voluntad del municipio penquista de apoyar la creación artesanal. En sus propios términos, se busca abrir paso a la exhibición y venta de las obras de los creadores para rescatar y vivir el patrimonio y la identidad nacional y, por el otro, generar para la comunidad un ámbito de intercambio y de formación.
Con ese propósito, se hace converger las manifestaciones artesanales con muestras informativas sobre la creación, espacios de exhibición, muestras audiovisuales y espectáculos que enmarcan la producción de la artesanía de chilenos y extranjeros. No una simple exposición y venta, sino más bien una instancia de encuentro del público con los creadores, observar en muchos casos el trabajo artesanal, el diseño y la elaboración, el uso de materiales, las destrezas necesarias y la originalidad de cada producto.
Cabe una reflexión para valorar el significado de esta muestra, la artesanía, que describe tanto al trabajo como a las creaciones realizadas por los artesanos, un tipo de arte en el que se trabaja fundamentalmente con las manos, creando diversos objetos cuya característica fundamental es que el trabajo se desarrolla sin la ayuda de máquinas o de procesos automatizados, lo que convierte a cada obra artesanal en un objeto único.
Hay otra circunstancia no siempre evidente, el artesano trabaja con lo que existe en el territorio donde vive, con materiales propios de su entorno y por lo mismo con una identidad implícita, de esa manera, la materia prima básica es transformada mediante técnicas tradicionales, que pertenecen al patrimonio comunitario, lo cual permite al artesano crear diferentes objetos de variada calidad y maestría, imprimiéndoles, además, valores simbólicos e ideológicos de la cultura local.
Es el valor agregado a la Feria, las culturas locales que se reflejan en los objetos expuestos, a veces ornamentales, otros de uso doméstico, otros de vestuario o como implementos de trabajo, de ahí la trascendencia de esta muestra, que en esta oportunidad ha convocado a 140 expositores de ocho países. En la oportunidad los asistentes podrán apreciar y adquirir el trabajo de artesanos chilenos y extranjeros, muchos de los cuales son elaborados en la misma feria.
Por otra parte, esta muestra es complementada con la presentación de bandas y conjuntos musicales muy conocidos y de indudable atracción, que se presentan en las tardes de sábados y domingos hasta el cierre el domingo 4 de febrero con un destacado humorista nacional.
Este evento ya es parte de la tradición penquista, es también el largo prólogo de la recuperación de un sector de la ciudad que lentamente se incorpora al plano de la urbe. Sorteadas la barreras que aún existen, Concepción volverá a mirar al río, uno de sus más representativos referentes geográficos, la feria, como ha venido ocurriendo con otras actividades masivas desarrolladas en ese lugar, es un poderoso argumento para ampliar los hermosos espacios de ciudad.