La buena salud de las políticas públicas depende en gran parte en la correcta recopilación de datos, la claridad en la descripción de los problemas y la sinceridad en el uso de los indicadores. Por el contrario, los números, sometidos a toda suerte de manipulaciones estadísticas pueden terminar significando cualquier cosa, como suele apreciarse al epílogo de las jornadas políticas donde las mismas cifras pueden ser utilizadas para dar apoyo a cualquier argumento, con a veces sorprendentes malabarismos de la lógica.
Puede ocurrir de ese modo con las cifras que periódicamente informan sobre ocupación laboral, con cifras que pretenden demostrar el porcentaje de desocupados o la tasa de empleabilidad, parámetros que pueden sufrir grandes cambios con solo leves modificaciones en el modo de definir qué se entiende por una cosa o la otra.
Se ha llegado incluso a comentar, casi con beneplácito, sobre el aumento del trabajo por cuenta propia, asociándolo con la mayor capacidad de emprendimiento, que permite a los involucrados dejar de ser asalariados, progresar a una escala superior de pequeños empresarios, un argumento casi convincente, salvo que a poco andar, un escrutinio superficial descubra que se trata, muchas veces, de cesantes en busca de algo que hacer para solucionar sus necesidades básicas, que es más bien trabajo informal, irregular, sin rentabilidad adecuada y sin protección social alguna. Ese tipo de trabajo precario podrá ser medido por primera vez, su incremento en Chile ha llevado al Instituto Nacional de Estadísticas a (INE) a registrar la informalidad laboral.
Como el fenómeno del empleo por cuenta propia ha ido ganando terreno desde hace algunos años, se ha decidido seguir las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de ese modo el INE incluirá a partir del 31 de enero del presente año, en su boletín de empleo mensual, datos sobre esta forma de actividad laboral.
Aunque el INE no recoge cifras precisas sobre informalidad, se ha ido incorporando una serie de datos sobre calidad del empleo, así, para el trimestre móvil septiembre-noviembre del 2017, había en el país 1.859.723 personas trabajando por cuenta propia, no todas necesariamente de modo informal, sin embargo, los datos indican que del total de empleos por cuenta propia, 395.165 trabajan en la vía pública, en condiciones precarias, ya que tienen un ingreso bajo en comparación con los asalariados y no cuentan , en la mayoría de los casos, con cotización previsional. Además, 348.960 personas sin contrato se desempeñan en su propio hogar, trabajos que podrían ser considerados, en un 90% de los casos, de baja calidad, con el agravante que entre el trimestre septiembre-noviembre de 2016 y el mismo periodo de 2017, las personas que trabajan en la vía pública o en su casa incrementaron un 10,7%.
Los nuevos datos permitirán tener un cuadro real de la situación laboral de los chilenos, desagregarla según género, sector económico y tramo etario, incorporando también un diagnóstico a nivel de regiones.
Un buen gobierno tiene que basarse en datos sinceros, aunque las cifras sean incómodas, romper con el políticamente correcto maquillaje de las circunstancias, los verdaderos datos son indispensables para buscar las soluciones adecuadas, para otorgar a cada situación las prioridades que corresponda, con evidente y objetivo soporte en la realidad