La fundamental educación parvularia
04 de Enero 2018 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
Saber con seguridad cuál es el momento más adecuado para aprender es uno de los desafíos históricos de la pedagogía, hay estudios innumerables sobre el particular, tratando de resolver esta interrogante; la relación entre madurez y aprendizaje, para actuar en el momento más oportuno, más relevante, la investigación ha mostrado, cada vez con más certeza, que el cerebro humano aprende desde muy temprano, que hay patrones de memoria incluso en los periodos avanzados de la vida fetal, por tanto, la educación del niño menor es un tema de particular importancia.
Está científicamente establecida la secuencia de tareas durante la temprana infancia, mucho antes de la edad escolar los niños resuelven los desafíos del desarrollo de habilidades neuromusculares, del inicio de la socialización, de la autonomía temprana, de la iniciativa y la resolución de problemas, acompañado de un rápido y a veces sorprendente desarrollo del lenguaje.
El juego suele ser su modo de aprendizaje, práctica que resulta en creciente capacidad para utilizar símbolos y manejar conceptos de tiempo, espacio, relación y clasificación, las herramientas del crecimiento de su inteligencia. Es mucho lo que se pierde si no se está a tiempo para favorecer este proceso y aprovechar adecuadamente las capacidades de aprendizaje que ofrecen las sucesivas etapas de maduración.
El requisito, eso sí, es mejorar la calidad de los procesos pedagógicos y trabajar involucrando a las familias para que comprendan que la etapa hasta los tres años es crítica para potenciar el desarrollo de sus niños. La creación de la Subsecretaría de Educación Parvularia en el año 2015, la reciente aprobación de nuevas bases curriculares, el reconocimiento a las educadoras en la carrera docente, son hitos que marcan una tendencia que no debe abandonarse.
Las principales dificultades se encuentran para empezar en las propias familias, muchas de ellas no creen necesario enviar a sus hijos a la educación inicial, los datos de la encuesta Casen 2015 indican que el 70,8% de los niños de cero a tres años no están asistiendo a uno de estos establecimientos, las razones para esta actitud es que tienen quien les cuide los niños en casa, más del 70% de los casos, o porque no les parece necesario, lo cual deja claro que no se entiende el valor de la educación temprana.
La otra dificultad es la calidad de la educación en esta etapa, los resultados son inferiores a la Ocde en sus efectos a largo plazo, estos muestran que “el impacto actual que tiene asistir a la educación parvularia en Chile, por ejemplo, en el desarrollo futuro de habilidades matemáticas, es un 50% menor que en el promedio de los países Ocde”, según el director ejecutivo de Elige Educar.
Para los expertos, una mala educación inicial genera daño, es indispensable, en consecuencia, que junto con aumentar en cobertura, debe haber una estrecha vigilancia de la calidad de la educación, ya que si esta es mala puede incluso generar retrocesos en vez de avances. Como toda labor compleja, los resultados que se esperan requieren de compromiso de muchos actores sobre todo de las familias, ya que en esta etapa, crucial en la vida, se requiere de apoderados y educadores que trabajen juntos en pos del desarrollo integral de los niños, la base indispensable para los subsiguientes aprendizajes, el escalón generalmente faltante en la formación escolar.