Con cierta frecuencia, las noticias internacionales destacan aspectos positivos de nuestro país, su atractivo turístico, por ejemplo, pero del mismo modo aluden a otras circunstancias no tan auspiciosas, como alto consumo de alcohol o drogas por la juventud, esta vez la noticia de algún modo afecta a un amplio rango de chilenos, los indicadores de endeudamiento.
Según una información reciente el Fondo Monetario Internacional (FMI), Chile es el país con los hogares más endeudados de América Latina, en su particular perspectiva, hasta cierto punto razonable, no se trata de una absoluta mala noticia, ya que representa un mayor nivel de bancarización, impulsado fuertemente por el mayor acceso a créditos hipotecarios.
En este último aspecto, la bancarización, es conveniente recordar que un estudio reciente difundido por la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras, titulado “Inclusión financiera: avances y desafíos pendientes”, se informaba que el número de cuentas corrientes y vista se había triplicado en los últimos 10 años, alcanzando a 21 millones de unidades en diciembre de 2016, de tal manera que la tenencia de cuentas llegaría al 63% de las personas mayores de 15 años en nuestro país, lo que según el gremio bancario se compara favorablemente a nivel internacional.
En el mismo informe, y en lo relativo a la tenencia de tarjetas de crédito, estas alcanzaban a 28% de la población mayor a 15 años, lo también se encuentra en línea con el nivel de ingresos del país respecto a otras naciones comparables.
Hace pocos días, la mencionada asociación bancaria entregó su último informe de endeudamiento de sus clientes, la otra cara del acceso a créditos, indicando que en el último año ha habido un alza en el número de deudores a un total de 4,47 millones de personas, haciendo uso de sus tarjetas y créditos, de esa manera, la deuda representativa de los chilenos, la mediana, alcanza a $2,6 millones a junio del presente año, lo que implicó un alza desde los $2,4 millones, registrados en el mismo mes del año pasado.
A juicio de la organización, este fenómeno no debería verse con preocupación ya que la morosidad se ha mantenido en niveles relativamente bajos. Si bien el informe revela que existen alrededor de 865 mil deudores bancarios que registran obligaciones impagas aunque sea de un día, esto representa el 19% de la muestra, con un monto de deuda impaga que asciende solo al 3,9% de la deuda total.
Sin embargo, por segmento, los deudores morosos jóvenes, menores de 30 años, y los de más de 65 años son los que presentan los mayores niveles de deuda impaga, en circunstancias que el 22% de los deudores bancarios tiene compromisos por más de la mitad de su ingreso mensual por lo cual son calificados como “potencialmente vulnerables”. En términos generales, la carga financiera- el porcentaje de los ingresos mensuales que las personas destinan al pago de sus deudas- aumentó levemente, del 24,7% al 24,9%.
La situación tiene signos alentadores y al mismo tiempo de alarma, más bien llamados a la precaución y a la austeridad, mucha de la deuda tiene explicaciones razonables, como créditos hipotecarios para viviendas, por ejemplo, pero puede haber una carga insoportable que se produce por consumismo irresponsable, por falta de cultura financiera que no considera el auténtico costo del dinero prestado, un costo que hay que aprender a ponderar.