Editorial

El necesario escrutinio a la capacitación laboral

Por: Editorial Diario Concepción 28 de Noviembre 2017
Fotografía: Pexels

Como resultado colateral de las campañas presidenciales, se hace evidente el examen y evaluación de las iniciativas del gobierno, para aplaudirlas y criticarlas, para señalar la intención de consolidarlas, modificarlas o eliminarlas. En todos los casos una importante ocasión para someterlas a escrutinio, así ha sucedido, a título de ejemplo, con la  capacitación de los trabajadores chilenos.

Se generó, especialmente en los ámbitos más directamente involucrados, un amplio debate sobre el funcionamiento y el alcance que ha tenido el programa laboral Más Capaz, impulsado en 2014 por el Ministerio del Trabajo,  luego de las críticas que surgieron respecto a su impacto en las calificaciones de los trabajadores y en la productividad nacional.

El punto focal de la discusión es si realmente existe un cruce efectivo entre oferta y demanda de trabajos. Para los críticos, no se hizo un buen trabajo en la oferta, que los recursos fueron demasiados para los  inactivos y, al mismo tiempo, no se puso el énfasis necesario en calidad, además de la falta de armonización con  la inserción laboral, aludiendo como soporte para esa aseveración la evaluación negativa de OCDE el año 2015 y de la Comisión Nacional de la Productividad, el presente año.

En una publicación del Banco Interamericano de Desarrollo, se enfatiza que el desarrollo económico, a través del aumento en la productividad agregada y la innovación, requiere de capacitación de los trabajadores en todos los niveles, la evidencia reciente muestra que ésta explica entre el 50 %–66 % de la variación del crecimiento per cápita. Sin embargo, no se trata solo de cobertura, sino de la calidad y la pertinencia de la formación.

La base educativa es un obstáculo a vencer, hay que asumir que el 33 % de los estudiantes de Chile  no comprende un texto básico y 52 % no puede realizar cálculos numéricos simples, en comparación con los respectivos promedios OCDE, de 18 % y 23 % respectivamente. Como un derivado, 44% de la población adulta en Chile, es decir aquellos en el tramo etario de 15 a 65 años, se encuentra en situación de analfabetismo funcional en textos y 51% en el área cuantitativa.

Además de esa situación de lastre, se agrega la posible falta de sintonía entre la capacitación que se ofrece y las reales demandas del mercado, lo que siguiere la necesidad de la participación activa del sector productivo en la definición de la agenda para evitar “brechas” de habilidades. Se ha detectado que el  90% de los empresarios en Argentina, Brasil y Chile no encuentran las habilidades que necesitan para producir competitivamente.

Es evidente que hay una necesidad de incluir habilidades complejas y cambiantes, junto con  una visión estratégica que anticipe demandas. En la crítica que se ha hecho al sistema imperante, es preciso profundizar en establecer las condiciones de financiamiento, el monitoreo acucioso y cercano, la visión sistémica para reaccionar con rapidez a demandas emergentes, más aún cuando los recursos públicos ejecutados en la región son escasos,  en Chile, según CASEN, aproximadamente el  0,1% del PBI se destina a capacitación. Por otra parte, la capacitación debería ser continua, lo que en Chile solo se observa en los trabajadores más educados.

La situación vigente bien merece una revisión acuciosa, no hacerlo tiene un alto costo de oportunidad. No están los tiempos como para dejarlo para más tarde.

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