Ante la característica velocidad con que progresan los proyectos urbanos, observar continuamente lo que está ocurriendo en la ciudad debería ser un ejercicio permanente, no es posible dejar para después, o planificar encuentros para este efecto una vez al año. La ciudad tiene que tener una constante y comprometida vigilancia, es pertinente el uso de todos los sinónimos, defender, cuidar, custodiar, atender y asegurar, que nuestra ciudad sea cada vez más bella y mejor, que la calidad de vida urbana sea progresivamente mayor.
Una nueva instancia de reflexión surge al iniciarse, hace pocos días, la demolición del edificio que albergó al ex Colegio Alemán en Concepción, ese espacio, que había permanecido en moratoria por algunos años, reconoce ahora propietario y se da a conocer su eventual destino. Aunque se trate de una propiedad privada, por estar situada en un lugar privilegiado de la ciudad, en pleno centro penquista y a pasos del parque Ecuador, es de interés ciudadano lo que allí ocurra.
La iniciativa, en su solo enunciado, invita a considerar resguardos, se trata del proyecto Parque Alemán, consistente en la construcción de seis torres, con alturas que oscilarán entre los 10 y 24 pisos, cuyo anteproyecto fue aprobado el 13 de abril del presente año. El terreno, de aproximadamente 12 mil metros cuadrados y ubicado en calle Chacabuco, tendrá alrededor de 800 departamentos, con igual número de estacionamientos y otras dependencias.
Hay dos circunstancias que otorgan el derecho a cuestionar; la primera es la aprobación del anteproyecto, ya que no ha estado a la luz pública el detalle de esa aprobación previa, si hubo observaciones, si existen garantías o compromisos. Para el ciudadano común no hay más a que una confianza implícita, que alguien o algunos se harán responsables, basados en un inasible plan regulador que no siempre permite poner las cosas a buen recaudo, por letras chicas, o entrelíneas o convenientes vacíos sujetos a flexible interpretación.
Para el director del Observatorio Metropolitano de Concepción, el boom en las construcciones en altura ha generado un repoblamiento del centro de la ciudad. Estima como difícil que se pueda replicar el fenómeno de los publicitados guetos verticales de la Estación Central de la capital, dados los límites del plan regulador. Por su parte, el director de Obras de la Municipalidad acota que la avenida Chacabuco “es un corredor urbano y las ventajas que tiene es que justamente se puede construir en altura, por lo que no implicará colapso”, una observación que merece dudas ya que es fácil recordar los problemas cuando funcionaba allí el Colegio Alemán.
Es indudable que Concepción tiene que crecer, es igualmente cierto que no es posible obligar a gente a trasladarse, que se aleje del centro y se vaya a lugares lejanos, con las consecuencias de incremento del costo del transporte y el tiempo de traslado, para no densificar el centro, pero igualmente es preciso buscar un equilibrio, que se preserven espacios y áreas verdes, zonas de circulación y recreación, la empresa informa que respetará la normativa vigente, es de esperar, pero también se espera que no sea esa normativa, no siempre suficiente, la excusa para dejar de hacer un proyecto amable con la ciudadanía penquista, un lugar digno de mostrar, un nuevo ícono urbano, que demuestre la intención de hacer lo mejor para la ciudad y los penquistas.