Editorial

Necesaria claridad del Estado en políticas para enfrentar las drogas

Por: Editorial Diario Concepción 29 de Octubre 2017
Fotografía: Pexels

Tal parece que algunos temas tienen una lectura oficial y conveniente. Desviarse de esa interpretación tiene significados diferentes al simple proceso de discrepar, puede ser la consolidación de un prejuicio, que de ser cuestionado arroja sombras de duda sobre la intencionalidad de quienes se oponen a darlos por válidos o legítimos. Hablar en contra del uso libre de marihuana parece ser una de esos territorios tabúes, discrepar con la propuesta es políticamente incorrecto, o peor aún, es señal indesmentible de pérdida de libertad, de prohibiciones propias de la inquisición, de gobiernos dictatoriales, de sociedades retrógradas.

Más fácil sería lanzar veladas llamadas a la cordura, hacer uso discreto de la libertad de elegir. Sin embargo, la evidencia científica que existe es de tal magnitud  y de una masa crítica de datos comprobados, que optar por la corrección política resulta, no solo irresponsable, sino que insensato. De tal modo que hay que poner las cartas sobre la mesa para aquilatar en su real dimensión la amenaza del libre consumo, aunque los proponentes de esa iniciativa sean mirados con desconfianza, debido a una fuerte campaña en sentido contrario, basada en argumentación sin soporte.

Los datos que aporta la ciencia, publicados en revistas indexadas, es decir con rígidos y exigentes comités editoriales y reconocidas por su nivel de impacto, son suficientemente alarmantes y elocuentes, en  los adolescentes que habían comenzado a fumar marihuana antes de los 16 años, la materia blanca cerebral estaba mucho menos organizada que en el resto de las personas, como consecuencia mostraban menos control de impulsos.

Los otros hallazgos, todos con soporte experimental son, entre otros, pérdida de memoria, mayor tendencia a la adicción, descenso del coeficiente intelectual. La razón de esa vulnerabilidad es la etapa del desarrollo cerebral durante un largo periodo de la adolescencia y de adulto joven, que se encuentra en pleno periodo de conexión, especialmente con la corteza prefrontal, la cual representa el centro mental de operaciones complejas, con obvio impacto negativo en el desempeño académico. Si hay una opinión en contrario, esta debería ser capaz de exhibir evidencia de parecida calidad, o salirse del debate.

El rápido avance de la neurobiología y de la tecnología que permite observar fenómenos del funcionamiento de cerebro, impensables hace una década, ha mostrado que  el desarrollo del cerebro no se termina con la llegada de la pubertad, sino que continúa durante la adolescencia e incluso parte de la adultez,  algunos de los componentes de la marihuana afectan adversamente esos centros, encargados de las funciones ejecutivas, de controlar los impulsos más primitivos y la emocionalidad, de tomar decisiones y procesar el pensamiento abstracto, de la adquisición de reglas y la inhibición de conductas inapropiadas.

La juventud chilena se encuentra liderando en Latinoamérica por las razones equivocadas; los más fumadores, los de mayor y más temprano consumo de alcohol, los de mayor consumo de marihuana por escolares, primer lugar en obesidad infantil, altos índices de sedentarismo.

Es evidente que ha llegado el momento de tomar decisiones, no solo en el mundo de los adultos responsables, sino en el nivel de las políticas de Estado, para mejorar las oportunidades de tener en nuestro país una juventud más saludable.

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