Cuando la población de un determinado país, por voluntad de los adultos responsables, en condiciones adecuadas de desarrollo socioeconómico, deja de crecer, habrá quienes se hagan cargo de los sitios disponibles. Ha pasado en todas las culturas, como en Roma, con las familias patricias decadentes y vigorosas razas vecinas al Imperio, hasta reemplazar la clase dirigente, de modo parecido está ocurriendo en países desarrollados con bajo índice de natalidad, España, Italia o Alemania, por citar algunos, que experimentan desde hace mucho fenómenos migratorios, no solo como consecuencia de problemas económicos o conflictos bélicos.
El último informe de Estadísticas Vitales 2015 de Chile, entregado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), indica que la tasa de fecundidad (promedio de hijos por mujer) cayó a 1,8 por cada una, número que, según advirtió el propio INE, se ubica por debajo de la tasa necesaria para asegurar el recambio generacional, que requiere de un promedio 2,1. Una realidad demográfica que se ha instalado, pero que podrían modificar progresivamente los migrantes que llegan a Chile,
En efecto, los menores inscritos por parejas en que al menos uno de los dos es extranjero, han ido en aumento. Durante el año 2014 nacieron 248.507 hijos de padres y madres chilenos, una cifra que se reduce a 225.419 el año pasado, 23.088 niños y niñas menos, o sea, los nacimientos de los niños de padres chilenos han disminuido en un 9,3%. a diferencia de la tendencia en matrimonios entre un connacional con pareja de otro país, que en el mismo periodo aumentan el número de hijos de 11.170 a 13.464, o los matrimonios extranjeros de 6.875 a 8.603, es decir, en dos años, ese tipo de matrimonios ha aportado al crecimiento demográfico del país 4.022 nuevos hijos.
Estamos en presencia de un fenómeno nuevo para los chilenos; el aumento de los matrimonios mixtos, nombre que reciben en este caso, los conformados por chilenos o chilenas con extranjeros migrantes, un fuerte indicador de integración, en observable alza. Según el Registro Civil, si en 2011 hubo 1.429 de estos enlaces, en 2015 aumentaron a 5.144, un incremento de 266%.
Las causas de esta situación no radican solamente en el aumento de migrantes, que a noviembre de 2015, según el Departamento de Extranjería y Migración de Chile ya era de 477 mil inmigrantes residentes, el 2,7% de la población, sino a otros factores de naturaleza cultural y social. Podría ser que algunas comunidades los usen como estrategia para lograr una residencia definitiva, sin embargo, más bien parece deberse al encuentro de dos culturas y la novedad de potenciales parejas diferentes.
Se ha planteado un desafío real, se ha descrito a Chile como un país profundamente racista, por mucho que esa negativa característica se trate de enmascarar, hay patrones de discriminación conocidos, de tal manera que se establece un escenario que ha cambiado velozmente, exigiendo la construcción de relaciones interculturales, una realidad que se encuentra en las etapas iniciales de transición.
La nueva sociedad chilena tendrá nuevas características y demandas cuya evolución dependerá de cómo el Estado maneje sus políticas de integración y del modo como la sociedad viva estas circunstancias cotidianamente, reforzando aquellas medidas que signifiquen nuevas oportunidades para el desarrollo y el progreso de la nación.