En los últimos años Chile ha aparecido como líder, lamentablemente no siempre en circunstancias halagüeñas, como en consumo de alcohol o drogas, por ejemplo. Últimamente se ha alcanzado otra dudosa posición privilegiada siendo primeros en generación de basura per cápita en Sudamérica.
La información, más bien una denuncia, proviene de la organización Greenpeace, que instó a las autoridades a poner en marcha políticas nacionales de reciclaje a nivel urbano, ante la evidencia de aumento del nivel de basura generado por cada persona en Chile, que en la actualidad está cerca de 456 kilogramos, una cifra que ubica a nuestro país como el que más residuos per cápita genera en la región.
La visualización de los acúmulos de basura se puede obtener desde el sitio Waste Atlas, una cartografía mundial de residuos, que ha incorporado la localización de vertederos e infraestructuras de reciclado. Según el organismo, Chile queda por delante de países de la región como Brasil (383 kilos), Uruguay (376), Panamá (343) y Argentina (341). Las ciudades chilenas con mayor basura generada por año y por persona son Arica (616,9 kilos), Iquique (613,2) y Puerto Montt (445,3), seguidas por Coyhaique (423,4) y Santiago (412).
El director de Greenpeace Chile, atribuye esta situación como una “falta de políticas públicas de reciclaje y también un aumento del nivel adquisitivo de las personas, más la falta de conciencia sobre la cantidad de basura que generamos”. Sin embargo, el director de la organización ecologista agrega que “existen una serie de estudios que han demostrado que Chile está viviendo una transición hacia una mayor conciencia y responsabilidad de los consumidores y de los ciudadanos”.
Si bien es cierto un número creciente de personas o familias han establecido rutinas de reciclaje, las acciones hasta aquí están lejos de compensar las cifras disponibles actuales que muestran que cada chileno genera 1,25 kilogramos de basura, dato que supone la producción de más de 21 mil toneladas al día a nivel nacional, en un país de 17 millones de habitantes.
A lo largo del territorio nacional se ha planteado un desafío complejo, el aumento en la producción de residuos por una parte y al mismo tiempo una dinámica transversal en el sentido que ninguna comunidad acepta la vecindad de vertederos, no importa lo controlado de su funcionamiento, por tanto se multiplican los vertederos ilegales y la presencia de microbasurales.
Como contraparte, suma adeptos, sobre todo entre los jóvenes, un estilo de vida para reducir de manera drástica la producción de desechos. Una tendencia denominada “zero waste”, que se difunde a través de las redes sociales; la vida sin residuos, impulsada por una serie de protagonistas de esta iniciativa que aconsejan a los que recién se inician. Una de las principales propulsoras es la francesa Bea Johnson, autora del Best Seller “Zero Waste Home”.
Las ciudades no dejarán de tener conflictos producidos por la basura, nadie quiere tener basurales y nadie puede estar sin ellos, la respuesta lógica es disminuir la basura, por una parte se puede hacer mucho por reciclar, pero más potente puede ser el resultado de disminuir los envases y productos desechables. Más que de costos, se trata de invertir en voluntad de comprometerse, lo que todo el mundo hacía en un tiempo no demasiado lejano.