La educación virtual puede tener malas asociaciones en la conciencia colectiva, sus características pueden ser confundidas, o consideradas solo versiones más tecnológicas de los antiguos cursos por correspondencia, o los cursos a distancia, cuyos productos han sido por lo general insatisfactorios, hasta llegar a ser los intentos fracasados por antonomasia en más de alguna de sus versiones.
La educación virtual, también llamada “educación en línea”, se refiere al desarrollo de programas de formación que tienen como escenario de enseñanza y aprendizaje el ciberespacio. En otras palabras, la educación virtual hace referencia a que no es necesario que exista un contacto material y sincrónico para lograr establecer un encuentro de diálogo o experiencia de aprendizaje. Concibe que sin un encuentro cara a cara entre el profesor y el alumno, es posible establecer una relación interpersonal de carácter educativo.
La tecnología actual hace posible la evolución de la enseñanza o la educación no presencial una alternativa viable y de enorme potencial para hacer posible la formación de personas que por diferentes motivos no pueden acudir físicamente a los centros formadores, por otra parte, como se señala en la publicación “El aseguramiento de la calidad de la educación virtual”, editado por C.Rama y J. Domínguez, con más de 30 autores expertos de diversos países, las dinámicas educativas están cambiando significativamente en los últimos tiempos con un mayor peso en el autoaprendizaje y, por lo mismo, en dinámicas no presenciales.
En la Revista de Educación a Distancia, dedicada a la enseñanza y aprendizaje en entornos virtuales, el diseño instruccional y la calidad en e-learning, se presta particular atención a la calidad en este formato, señalando sus complejidades y la existencia de una “extensa, más que intensa, proliferación y producción de programas de Educación a Distancia” sin que haya sobre éstos una reflexiva o profunda evaluación, razón por la cual es necesario imaginar y establecer criterios como filtros para asegurar que son propuestas educativas confiables y de calidad en la práctica. La necesidad se ubica a partir de entidades competentes y organizaciones socialmente reconocidas que deben evaluar la calidad de dichos proyectos para dar mayor seguridad en su formación a los usuarios.
La Comisión Nacional de Acreditación ha desarrollado una propuesta a fin de contar con pautas de acreditación específicos para la formación virtual en los diferentes niveles de acreditación, con la publicación de un texto de libre acceso; Orientaciones para la Acreditación de Instituciones que Imparten Programas en Modalidad Virtual y Combinada , Universidades, Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica. Se ha terminado una primera etapa interna de trabajo con especialistas, iniciándose hace pocos días un proceso de consulta pública para recibir retroalimentación de los diversos actores, instituciones y relacionados a la educación superior que permita contar con una norma definitiva en los próximos meses.
Se ha invitado a colaborar en esta consulta, para recoger orientaciones y recomendaciones para la acreditación de instituciones que imparten programas en estas modalidades. Asegurar la calidad de esta forma de educación es abrir una ventana de nuevas oportunidades para los chilenos, es importante que ésta quede bien hecha.