El consumo de tabaco es un problema de ámbito mundial: hay casi mil millones de hombres y 250 millones de mujeres que fuman en el planeta. Se calcula que cada día empiezan a fumar entre 82 mil y 99 mil jóvenes, según estimaciones de la Organización Mundial de las Salud; muchos de ellos son niños de menos de 10 años y la mayoría vive en países de ingresos bajos y medio.
En Chile se ha legislado con dureza poniendo cada vez más limitaciones a los fumadores, una actitud que puede ser interpretada como restricción de libertades, como puede ocurrir con la prohibición del consumo de otras drogas, pero que responde al deber del Estado a proteger la salud de la población. Una serie de iniciativas que, entre otras ventajas a largo plazo ha logrado aumentar el porcentaje de hogares libres de humo de tabaco, que se refleja en la disminución del porcentaje de consumo y exposición al humo de tabaco en la población, que pasó de un 40% a un 30,1% según la Encuesta Nacional de Salud 2016.
Aun así, hay un fenómeno creciente que requiere de seria atención, nuestro país tiene la mayor prevalencia de consumo de tabaco en niños y jóvenes en Latinoamérica, a pesar que el consumo por parte de los adultos tiende a disminuir, de 40,6% en 2010 a 30,1% en 2015. En un período similar, de acuerdo a información Senda, en escolares de Octavo Básico a Cuarto Medio la edad promedio de inicio de consumo de tabaco es de 13,2 años en mujeres y 13,3 años en varones.
Si bien es cierto se arbitran medidas para anteponer barreras a ese consumo temprano, hay factores sociales dignos de consideración, que hacen dudar de la eficacia de otras medidas que se agregan como aditamentos a las leyes vigentes. Para la coordinadora de Chile Libre de Tabaco, hay todavía falta voluntad política para legislar en favor de proteger la salud de niñas, niños y adolescentes, señalando que un número importante de menores se inicia en el consumo con cigarrillos saborizados y mentolados y a su entender se debería prohibir el uso de aditivos y la exhibición de productos de tabaco en los puntos de venta.
Para ese grupo etario, en el cual la socialización con sus pares es de primera importancia, es evidente que fumar tiene principalmente motivaciones de aceptación social, en el inicio, que a poco andar se transforma en adicción a la nicotina, así, el 50% de los alumnos de cuarto año medio fuman. En promedio, el inicio en el consumo de cigarrillo, tanto a nivel regional como nacional, comienza a los 13,7 años, un preocupante indicador, ya que es sabido que el consumo de cigarrillo se incrementa a medida que la persona aumenta en edad, según datos de la Seremi de Salud, el 25,1% de los alumnos fuma en octavo básico, cifra que se incrementa en cuarto medio, llegando a 47,8%.
La carga de enfermedad a nivel país atribuible al tabaco indica que anualmente 51.450 personas adquieren enfermedad pulmonar crónica, 20.191 desarrollan enfermedades cardíacas, 12.050 sufren un accidente cerebro vascular, 5.269 enferman de neumonía, 3.076 son diagnosticadas con cáncer de pulmón y 4.805 enferman de otros cánceres.
Las cifras son conocidas, se repiten constantemente, y no tienen impacto alguno, sobre todo en la juventud, la solución está posiblemente en el ámbito más cercano, la familia y la comunicación responsable, además del ejemplo, sin esa medida, las otras tienen limitado impacto.