Editorial

El lado adverso de la tecnología escolar

Por: Editorial Diario Concepción 07 de Junio 2017
Fotografía: Archivo Copesa

Acusar recibo de información preocupante sobre alguna circunstancia negativa que pueda afectar a la niñez y la juventud, no quiere decir que exista un ánimo preconcebido de demonizar todos los gestos y tendencias de los más jóvenes. Prólogo necesario al señalar una evidencia que empieza a acumularse en relación al uso intensivo de tecnología de comunicación e imágenes, el uso abusivo de los medios digitales.

Las publicaciones hechas sobre el particular han merecido por parte de las redes sociales un trato peyorativo, haciendo referencia, no a eventuales pruebas en contrario a sus aseveraciones, sino alusiones sarcásticas referidas a la posición conservadora y eventualmente retrógrada de los investigadores y su consecuencial incompetencia para discernir los hechos propios de la modernidad.

Sin hacerse cargo que estos científicos, como muchos otros involucrados en la observación del crecimiento saludable de los jóvenes, no hacen otra cosa que señalar aspectos preocupantes, basados en datos experimentales duros, sin dar a entender que toda la juventud está comprendida en el grupo de aquellos cuya formas de comportamiento podría restarles competencias para lidiar con el mundo que les espera.

Las razones para advertir posibles consecuencias negativas reposan en la importancia probada de cuatro factores críticos para el desarrollo saludable del niño; el movimiento, el tacto, la conexión humana y el contacto con la naturaleza, se les describe como insumos sensoriales que garantizan el desarrollo normal, no solo del aparato motor, sino para socialización y la autorregulación que hacen falta para adquirir las bases necesarias para el rendimiento académico y el adecuado funcionamiento en la sociedad.

La tecnología puede ser de indudable beneficio como medio pedagógico, un auxiliar poderoso para buscar información, con la guía adecuada puede multiplicar las capacidades de aprendizaje y transformarse en un estímulo positivo para adquirir conocimiento avanzado. Con esa base las sociedades escolares buscaron los medios de implementar esas tecnologías lo más universalmente posible, incluso hasta medir la calidad de los establecimientos escolares según la cantidad de equipos disponibles y las velocidades de acceso a las redes.

Con el libro titulado “Demencia digital” Manfred Spitzer, director médico del Hospital Universitario de Psiquiatría en Ulm, advierte desde su experiencia en el Centro de Transferencia de Neurociencias y Aprendizaje de la misma institución, sobre el impacto sobre los consumidores de las nuevas tecnologías, especialmente cuando estas demandan más tiempo en los niños y adolescentes, ya que en muchos casos los menores están frente a estos aparatos más horas que las empleadas en el aula, considerando fines de semana y vacaciones.

La evidencia ha probado menor capacidad de memoria y a una reducción de la capacidad de búsqueda de información, acompañada de menor tiempo de reflexión o aporte personal durante la adquisición de nuevo conocimiento, lo que es fundamental para la calidad de los aprendizajes. Estas observaciones debería servirnos para recordar nuestras obligaciones para con la juventud en su formación, mensaje no sólo válido para las políticas públicas sino particularmente en el seno de cada familia. El escrutinio sobre beneficios y riesgos de la tecnología está recién empezando.

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