Editorial

La ardua empresa de recuperar el bosque nativo

Por: Editorial Diario Concepción 04 de Junio 2017
Fotografía: Archivo Copesa

Terminado, por el momento, el doloroso capítulo de los grandes incendios forestales y olvidadas o postergadas las iniciativas para prevenir su recurrencia, quedan sobre los cerros quemados las evidencias de los riesgos y la pregunta de qué manera se puede actuar responsablemente para recuperar, por una parte la capacidad productiva en la importante industria forestal, el pan de hoy, y qué hacer con la protección de la naturaleza, el pan para mañana.

No hay otra dificultad que el financiamiento para poblar los cultivos de árboles para la industria, su relativamente rápido crecimiento, la muy importante ventaja competitiva del producto, asegura rentabilidades en los plazos correspondientes, por tanto se puede esperar que las empresas se encarguen con la eficiencia que les caracteriza, especialmente en el mundo privado de dejar esta situación bajo control y en estado de régimen.

No ocurre necesariamente lo mismo con el bosque nativo, que no produce beneficios rentables relativamente inmediatos. El resultado de esperar por la maduración de un bosque de esta naturaleza es una apuesta a futuro largo, sus ganancias están en la preservación de la belleza paisajística, el aporte de significativo impacto sobre la biodiversidad y equilibrio ecológico, o sea, para una mentalidad económica pragmática, una inversión de poco atractivo, sin embargo, en los tiempos debidos es un legado para las generaciones futuras, más para nietos que para hijos.

En esa dirección altamente encomiable están empeñados empresarios del rubro, en una laboriosa tarea se realiza una  recolección de semillas a mano en los bosques en los que la superficie resultó con mayores daños, para avanzar en la reforestación en las zonas del Maule y Biobío más afectadas por los incendios de enero pasado, esa área protegida albergaba, según los expertos,  21 especies de aves, 17 de animales y al menos 34 de vegetales

Según la industria, es un proceso que podría tardar hasta tres años, en una de las iniciativas de este tipo mayores en la historia del país, para recuperar las reservas de Los Ruiles, en la Región del Maule, o el parque Coyanmahuida, a 40 km de Concepción, que sufrieron daños importantes, en este último  afectando casi el 80% de su superficie.

Si bien es cierto es posible esperar algún grado de recuperación espontánea con renovales, dada la magnitud del daño se ha decidido trasladar las semillas a viveros para disponer de número suficiente de especies como olivillos, peumos, naranjillos, entre otras,  se espera traer los árboles en el plazo de dos o tres años a su sitio de origen. Por su parte, Forestal Mininco opera con un vivero ubicado en Yumbel, lugar donde se cultiva 45 especies algunas amenazadas con desaparecer, como el michay rojo, adesmia, ruil, el queule y hualo.

Las especies nativas suelen ser de crecimiento lento, las más rápidas son: coigües, hualos, maitén, maqui, notro, patagua, quillay roble, entre otros, que pueden llegar a crecer 4 metros en 5 años, mientras otras crecen sólo 50 centímetros en igual lapso.

En las políticas de Estado relativas a esta materia, se debe contemplar el apoyo financiero a estas iniciativas, ya que los beneficios son para ciudadanos que está a una generación de distancia de  su nacimiento, hacer una contribución cuyo valor ninguno de los involucrados actuales podrá apreciar a cabalidad, un legado para los futuros chilenos.

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