Los problemas propios de la ciudadanía, particularmente aquellos que se refieren al ámbito reducido de barrios y familias en el contexto de la calidad de vida urbana, suelen ser desplazados por los grandes temas de la política nacional a pesar de su evidente importancia y la magnitud de sus consecuencias. Como ha ocurrido con la álgida discusión sobre los guetos de la construcción en altura y sus consecuencias sobre los habitantes de las ciudades y el impacto que estas grandes concentraciones de habitantes, en superficies reducidas, sobre el entorno inmediato.
En las grandes ciudades se ha instalado un proceso de densificación, que no solo significa la reactivación de áreas deterioradas, sino que mayor congestión y creación de prácticas sociales distintas a las de sectores más tradicionales de las ciudades.
Con el propósito de evaluar estos aspectos se ha desarrollado recientemente una investigación por parte del Instituto de Estudios Urbanos de la U. Católica. El objetivo específico de la investigación ha sido comparar barrios representativos de la ciudad que han experimentado procesos de densificación, para observar el impacto que estas formas de poblamiento han tenido sobre las personas.
Los resultados indican que en los barrios altamente densificados, los vecinos tienden a mantener relaciones desligadas del sector, ya que familiares y amigos suelen quedar en otra parte de la ciudad, una fragmentación de los grupos sociales, en una suerte de emigración en el mismo territorio urbano, con pérdida de identidad en el sector que viven.
Hay antecedentes sobre este tipo de posibles consecuencias, en el año 2013 se desarrolló un seminario, que si bien se focalizaba en la región metropolitana, señalaba aspectos actualmente relevantes, de esa manera, en la Primera Encuesta Metropolitana a residentes de barrios en renovación urbana en el Gran Santiago se observa los efectos socio-espaciales de la renovación y el mercado inmobiliario, haciendo notar que éstos estaban acompañados de una gran vulnerabilidad potencial al desplazamiento de los residentes.
En efecto, los datos del estudio señalan que cerca de un 40 a 50% de los residentes-propietarios venderá su suelo y quedará imposibilitado de acceder a vivienda con similares condiciones habitacionales y de ubicación, lo cual constituye una pérdida de accesibilidad a bienes públicos fundamentales, tales como educación y salud públicas, consumo y trabajo.
Hay un daño mayor, que no se considera la mayor parte de las veces, al hombre es un ser gregario, funciona y ha sido exitoso como especie por su capacidad asociativa, justamente una posibilidad que disminuye severamente en condiciones urbanas inadecuadas, basta con recordar los valores de solidaridad y apoyo que los vecindarios exhiben en catástrofes y emergencias, o la alta valoración del patrimonio común urbano.
Es cada vez más urgente tener las reglas claras y concordadas de planes reguladores, no debe haber espacio para los que utilizan los forados no cubiertos , esto no quiere decir que la densificación sea imposible, sino que ésta no puede caer en los extremos, que sea beneficiosa para la interacción social, que está vinculada a la mixtura de usos, a la diversidad social y a la disponibilidad de equipamiento, los espacios, las áreas verdes, en suma , a la dignidad de las personas y a la calidad de la vida en la ciudad.