Editorial

Peligroso descuido de las humanidades y las artes

Por: Diario Concepción 21 de Mayo 2017
Fotografía: Felipe Guarda | Agencia Uno

Es muy posible que la insatisfacción de los académicos de las humanidades y artes al no observar líneas claras relativas a su ámbito en el futuro Ministerio de Ciencia, tuviera menos impacto en la opinión pública si no existieran evidencias palpables de problemas en la sociedad chilena que delatan falencias en la formación ciudadana precisamente en las ciencias del espíritu, reflejo y consecuencia de una sociedad centrada en materialismo.

Si bien es cierto, el momento económico actual requiere que se actúe como corresponde en los frentes productivos, que se subraye la importancia de incentivar el desarrollo, también es cierto que hay aspectos transversales que resultaran implicados en numerosas características altamente insatisfactorias de nuestra vida en sociedad, justamente la incapacidad para vivir en ella, para encontrar armonía entre el desarrollo material y la civilización. A principios de este mes se aprobó la idea de legislar el proyecto que crea una nueva institucionalidad para la investigación, es una iniciativa fundamental si se le provee de los necesarios recursos, sin embargo, desde el mundo de las humanidades se ha expresado preocupación ya que la redacción de los objetivos de la ley indican un claro sesgo hacia la ciencia aplicada.

El proyecto que crea el ministerio instituye un Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que asesorará al Presidente de la República. Su “tarea central será elaborar la Estrategia Nacional”, se considera además una Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, encargada de ejecutar las políticas, en reemplazo de Conicyt.

Se puede observar que aunque haya menciones de buena crianza a la investigación en artes y humanidades, al desarrollo integral, la cultura, hay bastante más énfasis en las ideas como “aprovechar la riqueza de nuestro territorio”, “competitividad”, “cadena de valor”o “propiedad industrial”.

No se trata de sospechas antojadizas, hay evidencia muy clara de falta de equidad en este sentido, teniendo como antecedente que entre 2013 y 2015 se habían financiado 12.616 proyectos, de los cuales 1.421 eran de humanidades, lo que representa 11,26%, frente al resto de las asignaciones para ciencias naturales, ingeniería y tecnología, ciencias médicas y de la salud, ciencias agrícolas, entre otros.

Los mayores centros de investigación del mundo, incluyendo a algunos que han sido por años líderes en el terreno de las investigaciones duras o de las ciencias económicas, como ocurre con el Instituto Max Plank de Alemania, o la Universidad de Chicago, están enfocando esfuerzos hacia las humanidades, ya que es evidente que sin ellas la red que mantiene la sociedad tiende a disgregarse hasta hacer peligrar la convivencia de sus integrantes y deteriorar la calidad de la vida en comunidad.

Ya hubo el intento de eliminar filosofía de los planes de estudio, se ha tratado de reparar el daño causado por la discontinuación de los programas de educación cívica, no se termina de entender que sin las instancias para adquirir valores, para conocer las reglas de la interacción entre ciudadanos, no se valora el patrimonio, no se respetan las ciudades, se desconoce y desprecia los valores de la democracia y la vida republicana, el cuerpo social queda librado a su suerte. Se suele comentar que a los chilenos les falta cultura, esta es la oportunidad de hacer algo al respecto.

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