Editorial

Cambios necesarios para que los niños lean

La explicación puede estar en el costo de los libros, falta de cultura familiar al respecto, y el sistema escolar, con su obligación de leer libros designados por currículum, lo que atenta contra el principio fundamental; leer por placer.

Por: Diario Concepción 12 de Mayo 2017

No pocas veces parece necesario solicitar paciencia ante la necesidad de repetir, casi incansablemente, la misma idea, en este caso no se trata de insistencia hasta el fastidio de una situación marginal, de interés reducido, se trata de un indicador preocupante en el desarrollo de competencias escolares chilenas, particularmente, la capacidad lectora de los niños de Chile, la habilidad para comprender un texto escrito.

Se ha definido la situación en términos generales. Al declarar, con cierto grado de resignación ante una realidad irreparable, que somos un país poco lector, con analfabetismo funcional del 80% según la última medición de la prueba Pisa, que en términos concretos significa que una mayoría considerable de los chilenos no entienden las instrucciones escritas, un requisito para actuar en un mundo que cambia continuamente y que informa de esos cambios por escrito, ser analfabeto funcional es lo mismo, y tal vez más grave, que ser analfabeto un par de décadas atrás.

Los recientes resultados de lenguaje del Simce informan que, especialmente en los alumnos de segundo medio, las brechas siguen aumentando y no se logra un nivel adecuado de lectura, cuya explicación puede estar en el costo de los libros, falta de cultura familiar al respecto, entre otros al sistema escolar, con su obligación de leer libros designados por currículum y falta de mediadores de lecturas en las bibliotecas escolares, que atenta contra el principio fundamental de leer por placer.

Pedro Gandolfo, frecuente columnista en medios, sale al paso, señala que hay un error al considerar que se lee poco, estima que por el contrario, que se lee como nunca, solo que en diferentes medios, ingentes cantidades de wasaps, correos, fragmentos, notas mínimas, señales, formularios, instrucciones, canciones, subtítulos de películas, publicidad, opiniones sueltas que circulan por las redes sociales, en su resumido listado.

Esos medios determinan una nueva forma de leer, más vertiginosa, apresurada, de corta concentración para dar lugar a nuevas oleadas de información. En términos cuantitativos, efectivamente se podría deducir que el volumen de lectura es mayor, pero en términos cualitativos hay diferencias notables entre el uso de información con propósitos transitorios y utilitarios, y la incorporación de ideas nuevas mediante una fase de necesaria reflexión, inducida por la lectura de libros.

Sin embargo, puede ser una simplificación atribuir el abandono de los libros de papel al uso de medios electrónicos, identificados como instrumentos en los cuales se alberga la realidad, cuando posiblemente se ha permitido el cierre de la otra puerta a la realidad, con textos escritos por los hombres de todas las épocas, invitando a pensar y sentir.

La llave de esa puerta está en las manos de las familias y los profesores, solo que las instrucciones para usarla han cambiado, se requiere incentivar creativamente el amor a los libros, no es un postura ingenua, está operando en el primer mundo, que empieza a venir de vuelta de los juegos de abalorios de la tecnología, que puede lograr que el pensamiento creativo reduzca su esfera de acción, apagar la individual curiosidad por saber, como opina Gandolfo; el desafío es devolver el amor por la lectura de libro, después de décadas de tedio, desprecio, enseñanza rutinaria y falta de pasión.

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