Editorial

Medios y post verdad

En los últimos quince años, el mundo ha experimentado una verdadera revolución en las comunicaciones. La irrupción de las redes sociales sólo puede compararse en impacto a la invención de la imprenta de tipos móviles de Gutemberg y el desarrollo de la comunicación de masas; un fenómeno global que aún es difícil cuantificar.

Por: Diario Concepción 11 de Mayo 2017

En los últimos quince años, el mundo ha experimentado una verdadera revolución en las comunicaciones. La irrupción de las redes sociales sólo puede compararse en impacto a la invención de la imprenta de tipos móviles de Gutemberg y el desarrollo de la comunicación de masas; un fenómeno global que aún es difícil cuantificar. 

La atomización de las fuentes informativas ha permitido que los emisores, que hasta hace un par de décadas eran sólo unos pocos, hoy se multipliquen en miles de millones, permitiendo acercar las imperfecciones de la comunicación de masas a la interpersonal (o al menos a la ilusión de…). Eso se traduce en que cualquier ciudadano pueda dialogar a través de una red social con una celebridad o un líder político. Asimismo, cualquier usuario, dependiendo del contenido que entregue a la red, puede transformarse en un influyente, en trending topic o en autor de un viral. 

Pero así como la revolución de las redes sociales ha generado grandes avances en la democratización de la difusión de la información, también ha traído como externalidad negativa, el fenómeno de la "post verdad", donde grupos interesados y anónimos, pueden hacer pasar conceptos falsos por verdaderos, pudiendo incluso desestabilizar gobiernos, gatillar respuestas bélicas o incidir en elecciones. 

Es digno de destacar el manejo de la prensa francesa tres días antes de las presidenciales, cuando se negó a profundizar en la cuestionable información de un supuesto hackeo a los correos del comando del candidato Macron. Lo tomó, en efecto, como un vil intento desestabilizador a horas de los comicios, y como tal, decidió retrasar las investigaciones de rigor después del proceso.

Un gesto que, sin duda, debe destacarse en los confusos días de la "post verdad" , y donde a los medios les cabe la responsabilidad extra de separar la paja del grano. 

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