Editorial

Barreras y desafíos para el crecimiento económico

No parece haber experiencias de democracias florecientes y sociedades cada vez más igualitarias sin crecimiento económico. Cuando este ocurre, hay un mejoramiento en la calidad de vida de los países y menores grados de desigualdad.

Por: Diario Concepción 23 de Abril 2017

No parece haber experiencias de democracias florecientes y sociedades cada vez más igualitarias sin crecimiento económico. Cuando este ocurre, hay un mejoramiento en la calidad de vida de los países y menores grados de desigualdad.
 

La economía de las naciones no es de aquellos temas que se dejan de observar, el pulso del planeta en esta materia es permanente auscultado, ya que representa un indicador casi infalible de la calidad de vida de la población. En este aspecto, periódicamente, se conoce los informes del el Foro Económico Mundial que analiza la situación internacional con mucho detalle y seguimiento histórico.

En la última relación de datos, el Foro informa sobre el importante Índice de Competitividad que mide cómo utiliza un país sus recursos y capacidades para proveer a sus habitantes de un alto nivel de prosperidad. En este aspecto, Chile ha obtenido 4,58 puntos, lo que significa que ha desmejorado levemente su posición respecto al informe de 2015 en el que en el que obtuvo 4,6 puntos, de aproximadamente -0,36%.

De ese modo, nuestro país se posiciona en el puesto 35 del ranking de competitividad mundial, de los 142 países analizados, una situación que ha también empeorado, ya que en 2015 estaba en el puesto 33, una tendencia que tiene antecedentes, al recordar que el año 2007 Chile se ubicaba en el puesto 27º, con 4,82 de índice de competitividad. 

El coordinador de asesores del Ministerio de Economía, Juan Cristóbal Marshall, hizo un análisis de las principales barreras para crecer y los desafíos futuros que enfrenta la economía chilena, observando que probablemente el mayor espacio para el avance está en el tercer punto evaluado en esta medición, que considera la innovación, tecnología y sofisticación, sin desconocer que hay todavía una persistencia a depender de los recursos naturales y una capacidad limitada para crear otros productos.

El factor innovación y creación, posible en las grandes empresas, es de más alta improbabilidad en la Pymes. Según el Reporte de Economía y Desarrollo del Banco de Desarrollo, alrededor del 90% de las empresas en América Latina son clasificadas como Pymes y estas a su vez representan aproximadamente un cuarto de la actividad económica, generando más de la mitad del empleo en la región, una situación que más o menos refleja la realidad chilena, compartiendo sus dificultades.

Se detecta, en relación con lo anterior, la común dificultad de financiamiento para las Pymes como evidente limitación para conseguir la inversión que requieren, y en consecuencia se obtiene un crecimiento paupérrimo, generando empleos de baja calidad y bajos niveles de innovación, cuando se les compara con sus contrapartes en otras regiones del mundo.

Esta situación determina una fuerte barrera para el crecimiento con equidad, un bien altamente deseable, cuando éste ocurre, hay un mejoramiento en la calidad de vida de los países y menores grados de desigualdad. Para los expertos, buena parte de ello se explica porque el crecimiento acumulado genera oportunidades y también recursos públicos que pueden emplearse para financiar una agenda de reformas sociales bien diseñadas y sostenibles.

No parece haber experiencias de democracias florecientes y sociedades cada vez más igualitarias sin crecimiento económico. Así el crecimiento se convierte en una condición sine qua non para el desarrollo. En consecuencia, las políticas públicas deberían orientarse en este sentido, ofrecer oportunidades de crecimiento, fortalecer las áreas frágiles de la economía, el consabido y olvidado consejo de enseñar a pescar, en vez de ponerse a repartir peces. 

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