Editorial

El mutuo compromiso de cuidar el bosque

Para que todos los involucrados se sientan parte de la iniciativa de proteger los bosques y plantaciones, es indispensable que los beneficios les lleguen de modo proporcional, no hay un negocio sustentable si para obtenerlos se perjudica persistentemente a otros.

Por: Diario Concepción 14 de Abril 2017

No importando la corta memoria de gran parte de la ciudadanía, es necesario volver incansablemente sobre aquello que no es posible olvidar, no por la sola razón de la debida memoria, sino porque dejarlo en el ámbito del olvido, es un riesgo que nadie quiere asumir, como volver a sufrir incendios enormes y devastadores, por ejemplo, y su secuela de daños materiales y pérdidas de vidas. Los incendios terminan de algún modo y la rutina se apodera del transcurrir de las cosas.

Hace pocas semanas se retiraron los grandes aviones extintores y se desactivaron los numerosos grupos humanos encargados de detener el avance de las llamas, dejando el paisaje cambiado y el desafío de levantarse y resurgir.

Los incendios, favorecidos por altas temperaturas y fuertes vientos, arrasaron con 100 mil hectáreas de plantaciones forestales y bosque nativo de tres regiones del país, los daños de empresa Arauco, en la estimación del gerente de Asuntos Públicos, correspondieron a 80 mil hectáreas, con pérdidas por un valor de aproximadamente US$240 millones.

Una lección tan dura como esa no puede quedar sin provecho, si bien es cierto hubo pérdidas para las empresas, hubo también implicancias para la sociedad en su conjunto y la demostración patente de que ese escenario podría repetirse si no se cambia lo que hasta aquí se ha venido haciendo.

Para los expertos, es de primera importancia replantear el modo cómo las plantaciones y los bosques interactúan con los sectores urbanos, la denominada zona de interfaz urbano forestal, cuya relación se hizo dolorosamente patente durante los prolongados eventos de la recién terminada temporada.

Tanto para el empresariado como para la comunidad, es urgente y necesario buscar un punto de equilibrio, sacando de la fórmula los prejuicios y la desinformación. Para los ejecutivos de las empresas forestales de la Región, es evidente, como expresara uno de sus representantes a este medio, que hay que enfrentar el problema de manera distinta, incorporando la gestión comunitaria y el empoderamiento de comités de prevención locales, para poder trabajar en conjunto con las comunidades.

Resulta evidente que la prevención juega un rol crucial y al mismo tiempo, sin el compromiso de todas las partes, ésta resulta fácilmente deficitaria e inoperante. Para que todos los involucrados se sientan parte de esta iniciativa; proteger los bosques y las plantaciones, limitar el riesgo de incendios, es indispensable que los beneficios les lleguen de modo proporcional, no hay un negocio sustentable si para obtenerlos se perjudica persistentemente a otros.

La Cmpc, por ejemplo, dañada en 19.000 hectáreas de sus plantaciones, además de reforestar, ha asumido un compromiso global con la comunidad; plantar árboles nativos donde de los hubo, viveros comunitarios, donación de 500.000 plantas nativas para los predios de los vecinos, y reforzamiento notorio de recurso humano, infraestructura y materiales para prevenir y combatir incendios. Como un ejemplo, que da indicios de una nueva relación de la empresa con su entorno ambiental y social.

Nuestra región tiene esa riqueza y motor para su desarrollo, la nueva actitud empresarial, el compromiso con las comunidades y la nueva concepción de mutuo beneficio, abre una ruta sustentable para la producción y mejora de la calidad de vida de las personas y la preservación de la esplendorosa naturaleza de nuestra región.

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