Editorial

La corrupción más imperdonable

Por: Diario Concepción 05 de Abril 2017

La cultura de los hombres es más vieja de lo que se piensa, las características de las civilizaciones, por diversas que hayan sido, tienen en común las conductas de los hombres, que para mal o para bien, han mostrado con el paso de los milenios una sorprendente estabilidad. No hemos cambiado demasiado y los problemas que acarrean los comportamientos de los hombres se asemejan tanto que cursan sin cambios notables el paso de los siglos. Lo que en su momento pensaron nuestros antepasados remotos es una lección que no debiera dejarse de lado.

El otro poderoso aporte es encontrar que esos muy lejanos parientes nuestros, al menos parientes en ser del género humano, tuvieron en su momento la experiencia de juzgar con desilusión y amargura el comportamiento de sus congéneres, el descubrimiento de las debilidades de la especie. Podemos descubrir en sus testimonios, salvados de milagro de las inclemencias de los siglos, la existencia de malas prácticas desde los tiempos más remotos, solo que no tenían tan eufónico denominador.

Como ejemplo de estos testimonios, una frase, casi traducible sin más; Corruptio optimi pessima: la corrupción de los mejores es la peor de todas, porque es lo último que se espera de ellos. Se usó precisamente para pedir las penas del infierno a quienes así actuaban y que se puede aplicar- la expresión, no todavía la pena-, a directivos, políticos y otros servidores del estado corruptos en sus cargos.

Hubo mecanismos para corregir esa tendencia en la antigüedad, de seguro que puede haberlos en nuestros tiempos, a ser empleados por los mismos en posición de autoridad y por aquellos que se cansen de soportarlos y se encarguen de castigarlos de una vez por todas.

PROCOPIO
 

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