Editorial

La manía de marcar el calendario

Por: Diario Concepción 22 de Marzo 2017

La caída del Imperio Romano de Oriente ante el ataque del Imperio Otomano y la consecuente toma de Bizancio en 1453 es un hecho marcador del fin de la Edad Media para algunos, coincidiendo con la edición de la Biblia, el primer libro impreso por Gutenberg. Otros proponen, con igual significado, el descubrimiento de América.

Sin embargo, en esta llamada edad obscura ocurren circunstancias que dejan el denominativo un tanto injusto. Es cierto que la pobreza y el hambre, que la crueldad y el olvido al respeto por la vida estuvieron, como los jinetes del Apocalipsis, siempre sobre ese complejo y largo trozo de historia, pero al mismo tiempo hubo quienes trataron de salvar lo que más se pudiera de la sabiduría de los tiempos recién pasados. Entre los años 1200 y 1400 se fundaron 52 universidades, aunque ya habían partido la Universidad de Bolonia, el 1089 y la de Oxford el 1096, por lo que no resulta correcto pensar que el Renacimiento se inicia como por obra de encantamiento.

Otra circunstancia, bastante menos popular, se ha sugerido para declarar terminada la Edad Media, se propone casi un siglo antes, el año 1300, cuando el Dante publica La Divina Comedia, lo que para muchos representa una nueva manera de ver la sociedad, ya no puramente inspirada en los designios divinos, sino intervenida en muchos ámbitos por la voluntad del hombre, ya que son hombres tanto Dante, como su imaginado mentor Virgilio, los que observan lo que sucede tanto en el cielo como en el infierno, con una mirada basada en la razón.

Por lo general, nos pasamos fijando fechas históricas, incluso poniendo en esta categoría episodios de significado minúsculo, exagerado sólo por nuestras ganas de dejar una marca indeleble.

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