Se hace necesaria una entidad que coordine las acciones de los municipios y de las seremías, cruzando toda la información disponible; una inteligencia centralizada que evite las grandes congestiones a las que ya nos hemos acostumbrado en el Gran Concepción.
Se hace necesaria una entidad que coordine las acciones de los municipios y de las seremías, cruzando toda la información disponible; una inteligencia centralizada que evite las grandes congestiones a las que ya nos hemos acostumbrado en el Gran Concepción.
Es evidente para los habitantes del Gran Concepción cómo esta zona ha experimentado un fuerte aumento en la congestión vehicular en los últimos 5 años, lo que se hará particularmente notorio en pocos días más, con el inicio de clases en colegios y universidades.
El diagnóstico obvio apunta al crecimiento desbocado del parque automotor, y a que las vías ya no son suficientes para acomodar el flujo a las horas de punta. Los tiempos de viaje y la incertidumbre de su duración han aumentado por la reducción de la velocidad de circulación que produce no solamente la congestión, pues cualquier impedimento en la vía -un vehículo detenido, reparaciones viales- tiene efectos que se extienden desde ese punto y pueden afectar a usuarios en otras vías.
Hoy la provincia se encuentra en una coyuntura compleja, en que cualquier accidente de cierta envergadura puede dejar en evidencia la fragilidad del sistema de conectividad vial entre Concepción, San Pedro y Coronel, y también en otras rutas de acceso a la capital regional, como la de Cabrero.
Lo mismo pasa en las grandes avenidas o rutas intervenidas para mejoras. Si bien, casi siempre las interrupciones han sido por "causa del progreso" y por un "bien mayor" en el mes que se supone con menor tráfico de todo el año, hay muchos aspectos que se pueden y deben mejorar con una adecuada coordinación.
Para ello, no basta la gestión individual de cada municipio, sino que se requiere una mirada de conjunto y, de preferencia, una figura que se haga cargo de la coordinación global. En este sentido, más que proyectos y medidas de contingencia a corto plazo, lo que hace falta en grandes ciudades como Concepción, es una entidad que coordine al resto de las unidades que intervienen en materia de transporte público.
En general los problemas de congestión son producto de la descoordinación en las entidades de transporte. No existe una instancia o una institucionalidad metropolitana que pueda coordinar a todas las municipalidades, a Obras Públicas, Carabineros y la Seremi de Transportes.
Se hace necesaria una entidad que coordine las acciones de los municipios y de las seremías, cruzando toda la información disponible, de forma que las medidas tomadas en una comuna, no alteren el tránsito normal en otra. En otras palabras, lo que se busca es aplicar una inteligencia centralizada que evite las grandes congestiones a las que, lamentablemente, ya nos hemos acostumbrado en el Gran Concepción.
Lo importante es que se reflexione en cómo se pueden asociar territorios administrativos con problemáticas urbanas y socioculturales en común, que van más allá de lo espacial, pues los problemas urbanos avanzan de manera mucho más rápida que las soluciones que la institucionalidad vigente pueda dar, y por ello se necesitan instrumentos legales que permitan una gestión rápida de los problemas, junto a una institucionalidad central que aspire a la coordinación.
El corazón del problema es debatir sobre cómo se gobiernan las áreas metropolitanas. Un bonito desafío para un año de elecciones, en que la ciudadanía no se conformará con promesas en el aire y generalidades.