Aún queda mucho camimo por recorrer, pues no siempre son respetados por proyectos de desarrollo inmobiliario o de obras públicas, con la complicidad o la indolencia de la autoridad, ante vacíos de los planes reguladores.
Hubo un tiempo en que los humedales eran sinónimos de pantanos, basurales, sectores peligrosos, hogar de zancudos y alimañas. En esa lógica, no eran frecuente que se alzaran voces para defenderlos. Bienvenido era el progreso, y el cemento que los sepultaba para dar paso a nuevas edificaciones y cómodas calles para que los vehículos pudieran circular sin temor a empantanarse.
Afortunadamente, en el último cuarto de siglo, esa percepción ha comenzado a cambiar, y ya está bastante instalado en la comunidad la importancia que tienen estos humedales por el hábitat que resguardan, por su condición de drenaje natural y protector de inundaciones, por su valor ecosistémico, su aporte purificador de las aguas y su aporte al sistema de napas subterráneas en los sectores donde están emplazados.
Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer, pues no siempre son respetados por proyectos de desarrollo inmobiliario o de obras públicas, con la complicidad o la indolencia de la autoridad, ante vacíos de los planes reguladores. Proyectos que pueden llegar a amenazar el futuro de estos importantes ecosistemas y de las comunidades que conviven y depende de ellos.
En una publicación reciente en la Revista de Geografía Norte se presentaban los resultados de una investigación que evaluaba la condición de esos sectores del territorio periférico urbano. El título del artículo era explicativo "Efectos del crecimiento urbano del Área Metropolitana de Concepción sobre los humedales de Rocuant-Andalién, Los Batros y Lenga".
Característicamente, otro estudio sustantivo que se ve relegado a los estantes del olvido, en vez de haber sido acogido y puesto en vigencia por quienes se supone están allí para preocuparse por estos asuntos, haciendo caso omiso. La primera propuesta ya era digna de estimular la preocupación; el área metropolitana de Concepción ha crecido sustituyendo sistemáticamente superficies rurales, naturales y seminaturales -entre ellas los humedales-, por instalaciones de urbanización, expansión de las empresas inmobiliarias, permitida por legislación insuficiente, o pasada mañosamente por el costado.
Mediante análisis y procesamiento digital de imágenes de satélite se evaluaron algunas características ambientales seleccionadas de los humedales, se puede observar que una primera consecuencia del proceso de urbanización, ha sido la reducción cercana al 40% de la superficie que poseían el año 1975, sus superficies perdidas fueron sustituidas por usos urbanos, proceso que ocurrió en el periodo 1990-2001, mediante urbanizaciones de alta y baja densidad, predios industriales, áreas verdes y sitios eriazos.
Pareciera innecesario insistir sobre la importancia, en términos ecológicos, de los humedales, los cuales se sitúan entre los ecosistemas biológicamente más productivos, importantes fuentes de diversidad biológica, al ser reservorios de agua, y por lo tanto vitales para las especies. Además, son responsables de una alta cantidad de productividad primaria, que constituye la base de la cadena trófica sobre la cual se sostienen los organismos vivos.
Las funciones ecológicas de los humedales para la propia naturaleza, como para las sociedades humanas, sobre todo aquellos ubicados al interior de la ciudad o cercanos a ella, adquieren aún más importancia, debiendo ser entendidos como servicios ambientales que reportan beneficios directos e indirectos, entre los que se encuentran purificación de aire, regulación microclimática, reducción de ruido, drenaje de aguas lluvias, tratamiento de aguas residuales y oferta de espacios para la recreación.
Tendrá que haber una atención muy cuidadosa sobre el cuidado de los humedales al establecer los planes reguladores, es este un aspecto a tomar muy en serio.