Según el informe "Education at a Glance", elaborado por Ocde, Chile se ubica como uno de los países con una de las tasas más bajas en matrícula preescolar entre los niños de tres años, y está en el lugar 28 del total de nacio-nes, por debajo de Polonia y Finlandia.
El comercio, desde hace bastante, ha puesto en exhibición los uniformes escolares. Los padres más precavidos han adelantado lo más posible el escenario de inicio de clases al regresar de vacaciones, un esfuerzo muy notorio en el caso de los niños y jóvenes de enseñanza básica y media, cuyo programa de escolaridad pertenece al esquema de rutinas imposibles de obviar, tan normal y secuencial como las estaciones del año, con raras excepciones de un grupo minoritario de niños en extremo vulnerables, para los cuales, esta muy abierta posibilidad, no existe.
Sin embargo, aún no se internaliza la educación preescolar, estrechamente vinculada a la ratificación que Chile hizo de la Convención sobre los Derechos del Niño, en sus cuatro principios fundamentales: la no discriminación, el interés superior del niño, su supervivencia, desarrollo y protección, así como su participación en decisiones que les afecten. Debe entenderse que estos principios representan la obligación de su cuidado integral, en cuerpo y alma, desde su nacimiento; una responsabilidad social que requiere compromiso y participación de la sociedad en general y de la familia muy en particular.
Justamente en los avances sobre los derechos de infancia, se encuentra la implementación de salas cuna y jardines infantiles, como estructuras que garanticen el respeto e igualdad en su desarrollo. Los avances de la neurociencia han aportado evidencia sustantiva en lo referente a la educación preescolar, como indispensable prolegómeno al proceso de educación de los niños.
Las investigaciones sobre biología del aprendizaje han mostrado que el cerebro es altamente adaptativo y maleable durante los primeros años de desarrollo, durante los cuales se establecen relaciones extraordinariamente sensibles con el entorno, existiendo una correspondencia entre la calidad de los estímulos ambientales y la capacidad cognitiva o de las relaciones interpersonales.
Mirado desde esa perspectiva, a pesar que el desarrollo cerebral continúa a lo largo de la vida, los primeros años son muy importantes para las destrezas básicas, y para el desarrollo de aquellas más complejas. El tiempo durante el cual ocurre la enseñanza preescolar es un período sensible, conocido como "ventana de oportunidad". La existencia de esta oportunidad de educación preescolar puede ser una diferencia crítica y significativa a lo largo de la vida, especialmente para niños de menor nivel socioeconómico.
Según el informe "Education at a Glance", elaborado por Ocde, Chile se ubica como uno de los países que tiene una de las tasas más baja en matrícula preescolar entre los niños de tres años. Según esta publicación, nuestro país se ubica en el lugar 28 del total de naciones participantes, quedando por debajo de Polonia y Finlandia. Además, está lejos del 70% promedio internacional para la organización aludida. En Chile sólo 44% de los niños de tres años asiste a un recinto educacional.
En términos duros, más o menos seis de cada diez niños chilenos pierde la oportunidad de adquirir competencias complejas y valiosas, casi nunca recuperables. Es asunto de Estado garantizar la cobertura y la calidad de esta educación y la de los padres utilizar esta instancia a cabalidad.