Por mucho que se trate de diluir esta realidad, es evidente que riqueza y pobreza tienen un correlato casi exacto en la calidad de la educación y sus resultados, lo que va generando una sociedad que es altamente segregada y desigual y, por lo mismo, autoperpetuante.
Por mucho que se trate de diluir esta realidad, es evidente que riqueza y pobreza tienen un correlato casi exacto en la calidad de la educación y sus resultados, lo que va generando una sociedad que es altamente segregada y desigual y, por lo mismo, autoperpetuante.
Parece un insumo elemental e imprescindible, al momento de hacer reformas, tener una idea muy clara de qué es lo que se quiere reformar, parece fácil, a la primera mirada, identificar cuáles son los factores que valdría la pena intervenir. Tener diagnósticos equivocados o incompletos pone en duda la efectividad de las medidas para cambiar la situación descrita como insatisfactoria.
La información que se ha dado a conocer es del tipo de conocimiento que debió haber estado disponible, se podría pensar, al momento de planificar la Reforma Educacional, ya que los datos que contiene son importantes al momento de establecer las prioridades. Se trata del resumen del desempeño, según la Agencia de Calidad del Ministerio de Educación, que han tenido 5.731 colegios en los últimos años, los sostenedores recibieron estos datos, conjuntamente con la notificación de la entrada en vigencia de una nueva clasificación de establecimientos por parte del Estado, indicándoles en qué nivel quedaron ubicados.
La clasificación fue efectuada teniendo como base los resultados de los establecimientos en las últimas pruebas Simce, con una ponderación de 67%, además de otros criterios de calidad, como la participación y la equidad de género, con el restante 33%. Utilizando esos parámetros los colegios de la educación básica resultan desagregados en cuatro categorías: Alta, Media, Media-baja e Insuficiente.
Bajo esa métrica, 898 colegios fueron clasificados en el nivel "Alto", casi un 16% del total, los que serán observados como referentes en cuanto a buenas prácticas educativas. Por el momento, no se conoce el listado individualizado de las instituciones evaluadas, pero sí se muestra que el 51,2% de los colegios particulares pagados quedaron en el nivel "Alto", en claro contraste con el modesto el 9,5% de las escuelas municipales que fueron calificadas a ese nivel, lo que concuerda, lamentablemente, con el hecho que hubo 633 colegios, poco más de 10%, de establecimientos municipales que quedaron en la categoría "Insuficiente"; es decir, tuvieron el peor desempeño a nivel país.
Según informó la agencia, los establecimientos con peor rendimiento están concentrados en el norte del país. En las regiones de Tarapacá, Antofagasta y Atacama, cerca del 27% de los recintos de cada zona están en el nivel más bajo. En el resto de las regiones, menos del 10% de sus establecimientos están en el nivel "Insuficiente", en nuestra región, por ejemplo, junto con Maule y Los Lagos, solo el 4% de todos los establecimientos evaluados tienen el peor desempeño.
Por mucho que se trate de diluir esta realidad, es evidente que riqueza y pobreza tienen un correlato casi exacto en la calidad de la educación y sus resultados, lo que va generando una sociedad que es altamente segregada y desigual, y por lo mismo, autoperpetuante. Si bien es cierto, hay mayor movilidad social, esta es acotada y en nichos claramente delimitados, rara vez permeables.
Sería de extrema e imperdonable simpleza querer cambia esta realidad actuando sobre el sistema escolar solamente, como hasta aquí se aprecia, la mirada más amplia incluye el desarrollo socioeconómico del país con mayor equidad, una realidad que no cambia con las energías de la calle, sino con el trabajo serio y a largo plazo, por poco popular que sea.