De lugares comunes está tapizado el mundo de las letras, hasta comprometer a la duda, por su lamentable tendencia al asalto, "me asaltó una duda", se expresa con preocupación. La otra es la fuerza de la atención, "me llamó poderosamente la atención", suele comentarse.
De lugares comunes está tapizado el mundo de las letras, hasta comprometer a la duda, por su lamentable tendencia al asalto, "me asaltó una duda", se expresa con preocupación. La otra es la fuerza de la atención, "me llamó poderosamente la atención", suele comentarse.
Eso motivó un cambio en la redacción, ya que una circunstancia llama mucho la atención, en vez de poderosamente, es aquella descrita, del modo más diverso, por profesores, directores, administradores y personas ligadas al mundo de la enseñanza, con resultados excelentes de sus estudiantes, cuando se refieren a las razones por las cuales a sus alumnos les había ido mejor que a los otros.
Lo común en sus declaraciones a los medios, al ser entrevistados por esa causa, es que ninguno de ellos o ellas dejó de mencionar el respeto mutuo, el orden, la disciplina, como la causa del éxito. Es decir, con inaudita tranquilidad, estaban aludiendo a valores propios del siglo pasado y, para muchos, felizmente superados, aquellos que establecían ciertas normas, o marcos de comportamiento a los cuales- hay que imaginar una cosa así- había que obedecer. Dejando de lado años de lucha estudiantil para establecer políticas de autodisciplina y con el beneplácito de las autoridades de muchos colegios, impedir que los profesores se permitieran arbitrariedades, como hacer callar a los estudiantes durante las clases, interrumpiendo el libre flujo de las ideas, con el ridículo argumento de revisar algunos contenidos que aparecen, sin justificación suficiente, en el plan de estudios.
Como el mundo no es justo, los que más estudian, los que más se esfuerzan, los más ordenados triunfan más que los libres y progresistas. Asalta la duda.
PROCOPIO