El cambio del perfil de nuevo rico ha hecho surgir un nuevo modo de hacer las cosas, los valores tradicionales han sufrido una severa revisión, no necesariamente para bien, de tal manera que en las cosas más serias, o más formales, es posible encontrar las marcas evidentes de la frivolidad.
Algo ha cambiado en el modo de actuar del Chile republicano, la austeridad de país pobre, con las cuentas acotadas, la tradición de responsabilidad por la cosa pública, se ha ido banalizando con la emergencia de la economía y las potentes proyecciones de la modernidad y el reposicionamiento de la nación en esta parte del continente y en el concierto internacional.
Ha cambiado positivamente, es cierto, pero, al mismo tiempo, el cambio del perfil de nuevo rico, ha hecho surgir un nuevo modo de hacer las cosas, los valores tradicionales han sufrido una severa revisión, no necesariamente para bien, de tal manera que en las cosas más serias, o más formales, es posible encontrar las marcas evidentes de la frivolidad, de ser descuidados, torpes o desprolijos, más notorio, por contraste, con la actual realidad, con nubarrones económicos, con un estancamiento de la producción y un ambiente generalizado de incertidumbre o desconfianza ante reformas que no terminan de resolverse.
Es en ese ámbito, cuando es más necesario que nunca dar indicios del regreso a la responsabilidad y de las tares bien hechas. Dos hechos lamentables, que aparentemente no tienen nada en común y asociados a sectores posiblemente opuestos del espectro político, representan con particular elocuencia este estado de cosas.
Por una parte, la grotesca actuación de Asexma, la Asociación de Exportadores y Manufacturas, que representa muy estrechamente a los pequeños y medianos exportadores chilenos y al mismo tiempo un canal abierto entre las empresas y el Estado chileno y agente de apoyo en la búsqueda de nuevos mercados. En una ceremonia muy publicitada de la entidad, se procede con una muestra de singular mal gusto, demostrando que no se es serio o consistente con todas las declaraciones e iniciativas dirigidas a respetar el derecho de la mujer, a su igualdad de trato, a su protección de la violencia y su esencial dignidad.
Un gesto que deja dudas sobre la sinceridad de las declaraciones a este respecto, la falta de sintonía con las motivaciones y sensibilidades ciudadanas y de paso, poner en un pie forzado a personeros del país, que seguramente acudieron a la convocatoria de la organización con el ánimo de mejorar las relaciones entre las autoridades actuales y actores de potencial proyección futura y el mundo de los exportadores.
No se es serio, de parecida manera, cuando se olvida las experiencias profundamente dañinas para estudiantes universitarios, cuando los proyectos de entidades formadoras son básicamente deficitarios y utilizados como herramientas, ya sea de simple lucro o de proselitismo político, o posiblemente ambas, como es el caso de la Universidad Arsis.
En un nuevo y bochornoso episodio, se produce la crisis terminal de esta universidad, por su inviabilidad financiera y escasa matrícula, dejando en evidencia la irresponsabilidad de no adoptar medidas efectivas, cuando en los últimos años prácticamente no hubo nuevos estudiantes, con el agravante de las connotaciones políticas; un partido de la Nueva Mayoría en la administración, a través de una inmobiliaria con la cual obtuvo importantes utilidades, copiando sin rubor alguno el modelo utilizado por universidades privadas para obtener lucro, con la diferencia de un evidente desorden administrativo y financiero y un sospechoso acúmulo de asuntos turbios.
No es la forma de actuar en un país que lucha por surgir. Seamos serios.