En vista del tradicional descuido de los parlamentarios y líderes de opinión en lograr con la prontitud que el caso requiere la legalización de la marihuana, a pesar de sus evidentes beneficios y bondades de todo tipo que no hacen sino enriquecer el destino intelectual de la sociedad chilena, los promotores de esta iniciativa, han decidido robustecer sus argumentaciones, empezando por evidenciar el intento rupturista de los neurocientíficos, quienes han insistido majaderamente en mostrar imágenes de cerebros que nadie entiende, señalando zonas que serían afectadas negativamente por esta droga.
Lamentablemente, en una decisión posiblemente influenciada por una propaganda tendenciosa y casi terrorista, el presidente de Uruguay, Tabaré Vazquez, dio a conocer la noticia que dentro de su país no se hará "turismo cannábico".
Una reacción del todo inesperada, después de tres años de la ley que legalizó en Uruguay la producción y comercialización de marihuana. Inexplicablemente la venta al público no ha comenzado, y el gobierno uruguayo ha decidido postergar el inicio de ese sistema hasta el próximo año, un verdadero atentado a la libertad de comercio y a la apertura de los mercados.
En comprensible reacción, los jóvenes han tratado de cosechar por su cuenta las plantaciones, siendo acusados de robo por la policía. Un acto represivo que se acentúa al anunciar el gobierno que no habrá venta a extranjeros cuando ésta se inicie, sino solo a los probadamente residentes, en una nueva demostración de xenofobia, que se expande amenazadoramente por la región. Habrá que esperar el regreso de la cordura en un país vecino que se ha caracterizado por su hospitalidad, sobre todo con las naciones hermanas.
PROCOPIO