Editorial

El valioso aporte de la inmigración

En lo relativo a la inmigración, algunos políticos han actuado sin la adecuada verificación de las circunstancias. En la prisa por obtener dividendos electorales, se apresuran en realizar diagnósticos sin el cuidado suficiente.

Por: Diario Concepción 04 de Diciembre 2016

Debe ser una característica de la idiosincrasia nacional considerarse diferente al resto. Un rasgo común en todas las naciones, lo que tiene de particular es que los chilenos en el fondo agregan un implícito sentido de superioridad, probablemente consecuencia de mentalidad insular propia de una nación que ha estado relativamente aislada por su particular geografía, barrera liberada solo en decenios recientes.

Según la Encuesta Bicentenario 2016, realizada por la Universidad Católica y Adimark, en fecha reciente, el 65% de los consultados cree que Chile es "muy diferente" a los demás en la Región, con un aumento de ocho puntos porcentuales en relación con la misma consulta hace cuatro años. Por otra parte, solo un 29% afirma que es "muy parecido" al resto de América Latina, esta vez con siete por ciento menos que en el año 2012.

Hay varios factores que pueden concurrir a este sentimiento. Por una parte, la existencia de un orden constitucional y regularidad administrativa, comparada con otras naciones de la región, azotadas por graves crisis políticas y económicas y, por otra, la creciente inmigración. Según la encuesta Casen 2015, la población extranjera en Chile ha aumentado hasta ser el 2,1% del total, triplicando la cifra de hace una década, en su mayoría provenientes de Perú, Colombia, Argentina, Bolivia, Haití, Ecuador y Venezuela.

En lo relativo a la inmigración, algunos políticos han actuado con la característica superficialidad de quien emite opiniones de impacto mediático, sin verificación de las circunstancias. En la prisa por obtener dividendos electorales se apresuran en realizar diagnósticos sin el cuidado suficiente como para dar soporte a sus afirmaciones. Se ha procedido a describir una situación de ilegalidad y de potencial delincuencia de quienes han migrado, sin apreciar la sutileza detectada por Felipe Berríos, quien señala que si se trata de europeos son considerados extranjeros y si vienen de Latinoamérica, migrantes.

Han brotado descripciones sin sustento, para un colectivo que, en promedio, cuenta con más estudios que la población local. Sin discriminar bien entre dos categorías de migrantes económicos: los que vienen a ocuparse en empleos precarios y los migrantes altamente calificados o profesionales. Efectivamente, en la razones para venir a Chile predomina el interés laboral, lo que se refleja en que el 72% de las visas otorgadas en 2015 fueron de empleo.

Los países que aspiran a crecer necesitan de migrantes, así se construyó EE.UU, por ejemplo, como ha sido en las grandes naciones de nuestra región; Argentina o Brasil, inmensos territorios que no habrían tenido el desarrollo que tienen sin el aporte de la inmigración. En nuestro propio ámbito, fueron colonos los que poblaron regiones prácticamente inhabitadas del territorio nacional, al mismo tiempo que enriquecieron nuestra demografía. 

Los nuevos pobladores traen una energía nueva, una disposición a encontrar mediante el esfuerzo un lugar para ellos y los suyos, un aporte que robustece el futuro de la Patria. Este tema no es de los políticos y opinólogos de ocasión, es parte de una de las más serias políticas de Estado y en ese nivel debería estar instalado, con visión de futuro.

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