Editorial

Robustecer las regiones apoyando a sus pymes

Las dificultades de un emprendedor para dar cumplimiento a una pesada normativa, que no discrimina entre la gran empresa y un grupo de trabajadores que quiere levantar un proyecto por sí mismos. ¿Resultado? Un altísimo porcentaje de fracasos.

Por: Diario Concepción 06 de Noviembre 2016

En una entrevista a algunos de sus más connotados dirigentes, un periódico de circulación nacional pone sobre la mesa el tema de las Pymes, el muy aludido poderoso factor de producción en Chile y al mismo tiempo el conjunto de emprendedores menos oídos a la hora de las reformas que les afectan directamente. 

En este medio se publicó una serie de cuerpos especiales para analizar los problemas y desafíos que enfrentan en nuestro país y región las personas que deciden emprender una línea productiva movidas por su propia voluntad y convencimiento que tienen algo que aportar. Al mismo tiempo, se hizo un crudo retrato de las dificultades impuestas por un sistema que, declarando reconocerles, ha puesto en el camino toda suerte de barreras, algunas poco menos que letales.

En la declaración, los dirigentes consultados se describen como apolíticos, a pesar que durante dos años han estado oponiéndose a las reformas estructurales del Gobierno, que a su parecer agreden en centro mismo de sus emprendimientos, como ocurre con algunos aspectos de la Reforma Laboral y Tributaria. En ese sentido, sin las reservas y recursos de las grandes empresas, se apresuran a separar aguas, ya que éstas tienen los recursos para soportar un temporal capaz, en cambio, de hundir a las más pequeñas.

Entre los argumentos más importantes está aquel de subrayar la posición regional de las Pymes, que al parecer de los declarantes, por medio de su capacidad productiva e importancia para el desarrollo local, pueden reclamar ser oídas, aumentar su influencia y contribuir a descentralizar el territorio.

La representatividad de estos personeros es considerable, reúnen a 120 gremios de once regiones, sumando empresas de diversos tamaños, resultan en algo así como cuatrocientas mil personas, un colectivo que ya ha tenido la oportunidad de mostrarse ante la clase política, a la cual se encuentra, en el presente, llamando a la pizarra.

En numerosas oportunidades se ha aludido directamente a aquellos aspectos de la reforma que pueden ser altamente conflictivos para un pequeño empresario sin capacidad de maniobra, a título de ejemplo; la polifuncionalidad y el contrato de obra y faena, que precisa las tareas del trabajador, de manera tal que éste no puede hacer nada más de lo que consta en su contrato, muy difícil de implementar en empresas con pocos trabajadores, donde se espera que en momentos de dificultad pueda haber un apoyo solidario entre los involucrados por el bien común de ese puesto de trabajo. 

Las dificultades de un emprendedor para dar cumplimiento a una pesada normativa, que no discrimina entre la gran empresa y un grupo de trabajadores que quiere levantar un proyecto por sí mismos. ¿Resultado? Un altísimo porcentaje de fracasos, con repercusión tanto para el pequeño empresario como para los trabajadores que le acompañan en su aventura, sin los soportes adecuados y, por el contrario, con una control más exigente y pocas o nulas posibilidades de financiamiento por las entidades que corresponde.

Las pequeñas empresas regionales le dieron en su oportunidad el carácter y las bases del progreso a las regiones, algunas llegaron a crecer hasta proyectarse a nivel nacional, otras siguieron formando parte de la identidad regional, o desaparecieron.

El frente de las pymes y del desarrollo regional está abierto y debe ser objeto de cuidadosa atención por parte del gobierno, el que sea. 

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