Editorial

Insatisfactorio acceso a la información en las instituciones chilenas

Hay muchas razones posibles para estos resultados, pero en la base está la falta de cultura para la transparencia, que exige, por supuesto, limpieza de procedimientos y rectitud de obra, la posibilidad de la puesta en práctica del viejo adagio de si no se tiene nada que esconder, no se tiene nada que temer.

Por: Diario Concepción 21 de Octubre 2016

El tema de la transparencia ha estado presente en todos los ámbitos, ha sido una petición de las personas, el derecho a saber lo que sucede en el país, lo que hacen sus autoridades, el destino de los recursos, las consecuencias de las malas prácticas, las medidas que se toman por el bien de todos, infinito etcétera, y desde el Gobierno, en la intención declarada de ser transparentes para recuperar las confianzas perdidas, en el viejo adagio de las cuentas claras como requisito indispensable para la credibilidad.

En contraste con esta reiterada intención y las supuestas instrucciones para obrar en consecuencia, el último informe de la Asociación Nacional de Prensa (ANP) da a entender que este propósito no termina de implementarse.

El instrumento para este estudio fue elaborado por la Fundación Nacional de la Prensa y la Asociación Nacional de la Prensa, y aplicado por GFK Adimark, que durante trece años consecutivos ha medido la percepción de los periodistas sobre la entrega de información, de interés general, de parte de instituciones públicas y privadas. 

El mes pasado fueron dados a conocer los resultados correspondientes a este último período anual, un estudio que observa a 50 entidades, según la a 447 periodistas de medios escritos, televisivos y digitales para conocer su opinión sobre tres dimensiones; la disposición a entregar información, la confiabilidad y precisión de esa información y sobre la facilitación oportuna de la misma.

En claro e inconfortable contraste con las declaraciones generales y enfáticas, según lo que se muestra en el XIII Barómetro de Acceso a la Información, las instituciones peor evaluadas en resultan estar en La Moneda: la Presidencia y la Secretaría General de la Presidencia, justamente donde se esperaría la señal más potente de libre y expedito acceso a la información.

La tercera posición la ocupa un mal vecino para las instancias recién señaladas, la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, una institución caracterizada no solo por la poca transparencia de la información, sino también por casos de corrupción que han maltratado la imagen del deporte nacional, arrojando un manto de sospecha sobre todo el espectro de la actividad, tanto internamente, como a nivel internacional.

Las tres dimensiones aludidas más arriba, que resultan ser básicas para el buen ejercicio periodístico, les dieron un mal puntaje a la Presidencia y a la Segares, así, solo el 14,6 por ciento de los periodistas consultados le dan una nota entre 6 y 7 a la primera, y el 17,3 por ciento a la segunda. 

No son cifras alentadoras, ya que una información completa inmediata y creíble es indispensable para tejer una red de confianza y cooperación, es difícil hacerse partícipe de algo que no se conoce y de empresas cuyos procedimientos se ignoran, más preocupante aún es que ambas instituciones fueron peor evaluadas que el año pasado. Ha ocurrido lo mismo con que el Ejército de Chile, que el año pasado tuvo una evaluación positiva del 45,6 por ciento y que descendido 14 puntos, a 31,6 por ciento.

Hay muchas razones posibles para estos resultados, pero en la base está la falta de cultura para la transparencia, que exige, por supuesto, limpieza de procedimientos y rectitud de obra, la posibilidad de la puesta en práctica del viejo adagio de si no se tiene nada que esconder, no se tiene nada que temer.

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