Editorial

Necesaria atención a síntomas no tan visibles del suicidio adolescente

Lo más inmediato es saber que los suicidios son prevenibles, allí radica una responsabilidad mayor de las familias de los adolescentes, ya que los jóvenes con posibilidades de cometer un suicidio usan sus propios mecanismos de advertencia sobre el problema, aun cuando no lo ponen en palabras.

Por: Diario Concepción 11 de Octubre 2016

Lo más inmediato es saber que los suicidios son prevenibles, allí radica una responsabilidad mayor de las familias de los adolescentes, ya que los jóvenes con posibilidades de cometer un suicidio usan sus propios mecanismos de advertencia sobre el problema, aun cuando no lo ponen en palabras. 

 

Hay realidades tan insoportables que se elige ignorarlas, se opta, para seguir viviendo en un curso razonablemente rutinario, por dejar de referirse a esas situaciones, como ocurre con el suicidio juvenil, un asunto tan cotidiano como tabú. Por tanto, se entiende el silencio ante el último informe de la Organización Mundial de la Salud sobre las tasas de suicidio en todo el planeta y los métodos de prevención para evitar que las cifras de ese acto continúen incrementándose, con cifras alarmantes: más de 800 mil personas en el mundo mueren anualmente por esa causa.

Además, esta información contiene otro aspecto aún más grave: el suicidio representa la segunda causa principal de muerte entre las personas de 15 a 29 años de edad. Los factores que pueden afectar a un joven a la hora de tomar semejante decisión son especialmente socioculturales; desde su estabilidad económica o la de su familia, hasta la falta de integración con su círculo íntimo, dificultades para satisfacer sus expectativas o las de su familia o poder adaptarse a una nueva cultura, o grupo social, además de determinadas circunstancias propias de grupos vulnerables, como traumas o abusos, ansiedad, déficit atencional, abuso de sustancias, conflictos o desastres, o antecedentes familiares de suicidio.

Esta realidad nos afecta profundamente, Chile es el segundo lugar en suicidios, entre los países de la Ocde, después de Corea del Sur, representa la segunda causa de muerte entre los jóvenes, según el Departamento de Salud Mental del Ministerio homónimo, el cual señala la relación con motivos multifactoriales, pero con un 60% de los casos con antecedentes de patologías depresivas, evidencia que también obra en poder de la Organización Mundial de la Salud (OMS), informando que el 17% de los chilenos sufre de depresión, una de las tasas más altas a nivel mundial, razón por la que solicitaron a nuestro país que se genere una "ley de salud mental". 

El tema ha sido discutido ampliamente en la Cámara de Diputados, fue llevado a la sesión por la diputada y médico Marcela Hernando, quien denunció la situación particular de la Región de Los Ríos, en la cual el año pasado hubo 144 intentos de suicidio en niños y adolescentes. En nuestra región el promedio de muertes es de 7 suicidios por 100 mil habitantes, siendo las mujeres de 15 a 19 años el segundo grupo etáreo de mayor prevalencia en el sexenio 2006-2010, de acuerdo al Atlas de Salud Pública de la Seremi de Salud del Bío Bío.

Lo más inmediato es saber que los suicidios son prevenibles, allí radica una responsabilidad mayor de las familias de los adolescentes, ya que los jóvenes con posibilidades de cometer un suicidio usan sus propios mecanismos de advertencia sobre el problema, aun cuando no lo ponen en palabras. Desde medidas preventivas generales como la promoción de la salud mental, en todos sus aspectos, o más individualmente, prevención selectiva enfocada casi exclusivamente en grupos vulnerables, como aquellos que padecieron traumas o abusos, los afectados por conflictos o desastres o familiares de suicidas.

Si bien es cierto existen programas en los servicios de salud para atender a esta posibilidad, la responsabilidad primaria está en el entorno inmediato, los familiares, que no deberían perder de vista a sus jóvenes, no es fácil ser adolescente, pero no debería ser fatal.

 

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