Las próximas elecciones municipales tienen que ver exactamente con esa institución, la posiblemente más cercana al común de los ciudadanos, porque las autoridades elegidas pertenecen a la comunidad conocida y porque sus acciones están en estrecha proximidad con la realidad concreta y cotidiana del transitar urbano.
Las próximas elecciones municipales tienen que ver exactamente con esa institución, la posiblemente más cercana al común de los ciudadanos, porque las autoridades elegidas pertenecen a la comunidad conocida y porque sus acciones están en estrecha proximidad con la realidad concreta y cotidiana del transitar urbano.
Mientras se debate sobre la elección y el perfil del nuevo intendente, o gobernador, o como termine por denominarse este personaje que se supone liderará con mayor autonomía el desarrollo de las regiones, hay un cuerpo colegiado que no ha cesado de funcionar, con diversos nombres y componentes desde la colonia; el municipio, el ayuntamiento, el grupo de personas elegidas para cuidar de las comunas y de sus habitantes.
En efecto, en los términos del de la Ley 18.695, Orgánica Constitucional de Municipalidades, éstas son definidas como corporaciones autónomas de derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio propio, con la expresa finalidad de satisfacer las necesidades de la comunidad local y asegurar su participación en el progreso económico, social y cultural de las respectivas comunas.
Las próximas elecciones municipales tienen que ver exactamente con esa institución, la posiblemente más cercana al común de los ciudadanos, porque las autoridades elegidas pertenecen a la comunidad conocida y porque sus acciones están en estrecha proximidad con la realidad concreta y cotidiana del transitar urbano. Existe la convicción que las municipalidades pueden y deben hacer una importante tarea por sus comunas, muchas veces se les pide más de lo que buenamente pueden hacer o solicita intervenir en asuntos que se encuentran por completo fuera del espectro de sus atribuciones.
Esas expectativas son explicables justamente porque a estas autoridades están en la cabecera más próxima, conocen las realidades por propia experiencia y ellos mismos están directamente afectados por las mismas situaciones que preocupan a los vecinos. Aun así, aunque las iniciativas no dependan de los municipios, ellos son interlocutores más que válidos ante las instancias que sí son responsables. El municipio puede transformarse en un poderoso agente de intermediación y gestión.
Mientras se define un intendente que pueda resolver los problemas pendientes, habrá que hacerse cargo de lo ha quedado pendiente. Según la Cámara Chilena de la Construcción hay números proyectos claves para avanzar hacia una reactivación económica regional y urbana, que en común tienen antecedentes de prolongadas y repetidas rogativas al poder central.
Entre estas obras por implementar se encuentra la Ruta Pie de Monte, la Conexión Interportuaria, las obras de concesión Copiulemu Hualqui, la Ruta el Abanico y el Paso Internacional Pichachén, este último con primera propuesta al cabildo penquista el 12 de junio de 1810. Soterramiento de Línea Férrea y el tren subterráneo de Concepción o Biometro que está en la clásica e interminable fase de prefactibilidad.
Si se agrega las tareas pendientes y en ejecución de la ciudad, su cuidado y preservación, los que resulten elegidos en las próximas semanas, tendrán mucho de qué preocuparse y mucha responsabilidad, ya que la ciudadanía espera resultados y ya pasaron las épocas de la tranquila resignación.
Ante esa realidad todos tenemos una responsabilidad mayor, participar en el acto eleccionario y elegir maduramente, a las mejores mujeres y a los mejores hombres, no por lo conocidos que sean, o lo mediáticos que resulten, sino aquellos que por sus calificaciones y antecedentes puedan evidenciar que tienen las competencias para hacerse cargo del progreso de la comuna y el bienestar de sus habitantes.