Editorial

Material para Scorsese

Martin Scorsese es un director que no le teme y nunca le ha temido a la violencia, ni siquiera cuando el reconocimiento global de su trabajo le abrió las puertas de par en par de los grandes estudios, siempre ávidos de imponer sus condiciones para llegar a públicos más amplios. Fiel a su esencia de cineasta independiente, en 40 años de carrera, poco y nada ha transigido en su visión, mostrando una imagen descarnada y sin filtros de la sociedad.

Por: Diario Concepción 25 de Septiembre 2016

Martin Scorsese es un director que no le teme y nunca le ha temido a la violencia, ni siquiera cuando el reconocimiento global de su trabajo le abrió las puertas de par en par de los grandes estudios, siempre ávidos de imponer sus condiciones para llegar a públicos más amplios. Fiel a su esencia de cineasta independiente, en 40 años de carrera, poco y nada ha transigido en su visión, mostrando una imagen descarnada y sin filtros de la sociedad. 

Sería un ejercicio interesante pensar qué película podría hacer Martin Scorsese en estas latitudes, en tiempos de elecciones municipales. 

Tal vez se vería tentado de usar una escena como aquella tan memorable de "Pandillas de Nueva York" (2002), donde, en el marco de las guerras de barrio en "Five Points" (hacia mediados del siglo XIX), el "Carnicero", encarnado por Daniel Day Lewis, le entierra un hacha por la espalda al candidato que lo derrotó en las urnas. 

Pero no… El director neoyorkino pronto se daría cuenta de que aquí hay poco material, pocas opciones de encontrar ejemplos de épicas luchas contra el sistema, con candidatos dispuestos a disparar ideas más que descalificaciones. 

Tampoco tendría ya el elemento pintoresco del cohecho explícito de principios de siglo XX, con robos de urnas incluidos, o por último, las más recientes invitaciones a comer completos a los votantes, en un tono de comedia. 

Demasiada intriga pequeña, pelea chica, cahuín de barrio y denuncia con pies de barro… Todo muy solapado y anónimo, cosa que ningún candidato sea sorprendido enarbolando el hacha en dirección a la espalda de su contendor. Para eso están los equipos de campaña. 

 

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