Editorial

Meses con nombre disponible

Por: Diario Concepción 31 de Agosto 2016

Como había varios detalles de desajuste, producidos por ese famoso cuarto de día después de los 365 que se demora la Tierra en dar su tour alrededor del sol, Julio César, con su astrónomo favorito, Sosígenes, patenta su calendario el año 46 aC, el cual, con leves cambios, nos es perfectamente útil para saber cómo se nos escapa el tiempo, hasta el día de hoy.

Como su nacimiento había ocurrido el quinto mes, Quintilis le cambió el nombre a julio, justo reconocimiento al autor intelectual de este nuevo calendario. El tiempo- ese mismo que le indicaba a Julio César los peligros de los idus de marzo- se le terminaba a este ilustre romano, asesinado, como la profecía señalaba, el 15 de marzo del 44 aC. 

El sucesor Octavio, sobrino adoptado como hijo y, en consecuencia, heredero de Cayo Julio César, se encargó de poner los puntos sobre las íes y rodaron incontables cabezas, de todos y cada uno de los involucrados con la muerte de su tío y otro montón más, por si las moscas, y sus respectivas familias, para no dejar descendientes rencorosos.

El Senado, que debe haber estado aterrado, se apresuró en festejar el feliz fin de este proceso, nombrándole Augusto y cambiando el nombre del mes Sextilis, por Augustus, nuestro agosto, sin percatarse que era un mes de sólo 30 días, uno menos que el del mes de Julio, por lo tanto, Augusto le quitó un día a febrero y se lo puso al suyo y así las cosas quedaron como es debido. 

Los meses siguientes tienen solo nombres según su numeración en latín; ocho, october; nueve, november y diez, december. Están disponibles para bautizar por parte de algún prócer con un ego lo suficientemente hipertrófico.

PROCOPIO
 

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