Editorial

Perderle el miedo al miedo

Por: Diario Concepción 27 de Agosto 2016

Cuál es nuestra estructura miedosa es una buena pregunta, qué nos da miedo, cómo fue que descubrimos esos agentes. Algunos miedos los conocemos bien, otros son subconscientes, estos últimos se nos muestran en los sueños, sobre todo esos repetidos, que indican que hay algo que nos está alarmando y que tenemos que enfrentar o resolver.

No es bueno andar por el mundo asustados, esa emoción nos pone riendas, nos amuralla e inhibe. Cierto es que podemos sentirnos al final seguros, pero a un precio insoportable. Si empezamos a hacer un inventario de posibilidades, sería una tarea larga, miedo a la muerte, al dolor, a lo desconocido, a las restricciones, a la escasez, al inspector de impuestos internos. Lo importante es saber cuáles son y someterlos a juicio.

Muchos miedos viven y se expresan sin la aduana de la conciencia, están ahí descubiertos y por descubrir, sin conocimiento de causa, pero hay otros perfectamente explicables, en común obedecen a los factores reconocidos como estímulos para el temor, los grandes agentes espantables; lo desconocido, lo súbito, lo inesperado, por lo tanto para disminuir el temor se puede atenuar el impacto de los estímulos; a lo desconocido. Conocer, a lo súbito, la gradualidad y a lo inesperado, la anticipación.

A pesar de ser esta ciencia conocida, no se toman en cuenta a la hora de anunciar proyectos e iniciativas, nadie se molestia en darlos a conocer como es debido; claramente, a introducirlos con calma y tiza, a anunciarlos con antelación para hacerse el ánimo y después quejarse porque la gente se asusta y es por eso que los planes brillantes no resultan, o desatan enérgicos movimientos en sentido contrario. No es por nada, pero hay gente que tiene que volver al colegio.

 

PROCOPIO

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