Editorial

Riesgosa posición del sátrapa

Por: Diario Concepción 23 de Agosto 2016

Hay situaciones que en la base siguen siendo las mismas, no importa cuántos siglos pasen, por un mínimo de rubor cambian de nombre, con el propósito de no ser tan evidentes desde la partida, así ocurre con los cargos de confianza, pueden ocultar un sistema archiprobado como conveniente, no tanto para todos en general, sino para ciertos grupos muy en particular.

El Imperio persa, demasiado extenso, no se dejaba gobernar por una sola persona, que no podía estar en todas partes, por eso, Ciro II el Grande en el siglo VI a.C. inventa las satrapías, las que tenían por objeto unificar administrativamente las regiones conquistadas. En cada una, el sátrapa hacía y deshacía en todo, leyes, impuestos, defensa, lo que hiciera falta, viviendo a todo pasto.

Como cargo de confianza, se repartía entre los más cercanos a su majestad, o a quienes se pagaba algún favor especial, o por un convenio previo de mutua conveniencia, junto con otros cargos, bien remunerados, con poco trabajo, sinecuras como las de siempre, incluso ahora mismo, con títulos pomposos y utilidad cercana a cero.

Sin embargo, había una sutil diferencia, que ahora no parece operar, otros funcionarios, poderosos y secretos, "los ojos y oídos del rey", aparecían en cualquier momento y si alguien se había salido de madre, su cabeza era rápidamente separada del resto del cuerpo, con consecuencias generalmente fatales.

Un control que parece sumamente necesario en los tiempos que corren y que por adivinables razones, ha quedado para un próximo y eventual proyecto de ley, que de tener alguna factibilidad, se redactará, en una fecha indeterminada, como borrador de trabajo que será enviado, unos de estos años, a trabajo de comisión.

 

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