Editorial

Seamos realistas, pidamos lo imposible

Se ha repetido muchas veces que los que optan por ignorar al historia están condenados a repetirla, una posibilidad cada vez más cierta, ya que para muchos jóvenes la historia está empezando recién, sin saber de la anterior, una circunstancia que es absolutamente normal, la juventud tiene esa característica, el descubrimiento de la inteligencia y su gigantesco poder, sin la mesura que se logra a base de experiencia, que termina por discriminar entre lo factible y lo ilusorio.

Por: Diario Concepción 09 de Agosto 2016

Se ha repetido muchas veces que los que optan por ignorar al historia están condenados a repetirla, una posibilidad cada vez más cierta, ya que para muchos jóvenes la historia está empezando recién, sin saber de la anterior, una circunstancia que es absolutamente normal, la juventud tiene esa característica, el descubrimiento de la inteligencia y su gigantesco poder, sin la mesura que se logra a base de experiencia, que termina por discriminar entre lo factible y lo ilusorio. 

Las protestas conocidas como Mayo francés o Mayo del 68 son un ejemplo mayor de un enfrentamiento iniciado por cultos grupos estudiantiles de izquierda contrarios a la sociedad de consumo, a los que posteriormente se unieron obreros industriales, sindicatos y el partido comunista francés, resultando en la mayor revuelta estudiantil y la mayor huelga general de la historia de Francia.

El gobierno francés reconoció la necesidad de emprender una política de reformas profundas; mayor descentralización del Estado y la reforma del Senado, mayor autonomía a profesores y estudiantes en las universidades. Hubo además otros cambios en las costumbres; en el estilo de vida, en la familia, en las relaciones de pareja, en las formas de ocio, lo que podría llamarse la evolución natural de la realidad: en otros países de Europa occidental no hubo una revuelta tan llamativa, y, sin embargo, avanzaron en dirección muy semejante.

La diferencia mayor con las protestas actuales es la originalidad de las propuestas de entonces, la potencia intelectual de las ideas, la mirada hacia el futuro, a diferencia de las proclamas añejas, las frases prestadas y la separación evidente entre los grupos inductores y la mayoría silenciosa y apática.

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